No está empadronada oficialmente, pero la mosca negra se ha asentado en la Ribera. Todo el mundo ha oído hablar de su dolorosa mordedura debido a los episodios vividos en los últimos veranos, pero su temprana aparición este año amenaza con que también sean una mayoría los que la sufren en carne propia. Los centros de salud de Alzira y Sueca, los que mayor volumen de población abarcan, atienden entre ocho y diez casos cada uno a la semana por picaduras de insectos, según detallaron ayer fuentes del Departamento de Salud de la Ribera que, no obstante, indicaron que se trata de cifras que están dentro de la normalidad ya que son similares a las de años anteriores. «No llaman la atención», señalaron. No obstante, el concejal de Agricultura de Sueca, Dimas Vázquez, indicó ayer que en esta localidad se está atendiendo unas treinta incidencias cada jornada relacionadas con las picaduras de insectos: «Me han confirmado que son muchos los vecinos de todas las edades que acuden diariamente al médico aquejados de múltiples picaduras de mosca negra y de mosquito», afirmó, al tiempo que observaba que no todas las personas que sufren picaduras asisten al ambulatorio. Pese a esta divergencia en las cifras, las molestias derivadas de la proliferación de estas plagas de insectos son evidentes. El grupo Compromís per Alzira llegó a alertar el lunes por la tarde de que suponía una auténtica «odisea» practicar deporte en el polideportivo, próximo al cauce del Xúquer, y que algunas personas afectadas por estas picaduras tuvieron que recibir atención médica.