La implantación del grupo saudí Obeikan en Alzira y la inversión de 140 millones de euros anunciada en el acto de colocación de la primera piedra se encuentran en estos momentos congeladas. Hoy se cumple un año de aquel acto que contó con la presencia del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y no hay actividad en la parcela de 50.000 m2 que la multinacional adquirió en el parque empresarial El Pla para construir unas nuevas instalaciones desde las que pretendía cimentar un proyecto de expansión internacional. Cierto es que las obras de la primera fase consistentes en el relleno de la parcela y compactación de la plataforma sobre la que se debe construir la nueva factoría están acabadas desde el mes de febrero tras realizar una inversión de un millón de euros, pero el inicio de la segunda fase se demora y, con ella, la previsión de poder poner en funcionamiento la primera nave en 2015.
Unas diferencias con Iberdrola, que reclama a la compañía una elevada inversión no contemplada inicialmente para disponer del suministro eléctrico que precisa, bloquean en estos momentos la implantación de la multinacional en Alzira. Fuentes de Obeikan MDF confirmaron que la inversión prevista se encuentra en «stand by», aunque indicaron que la intención de la compañía «continúa siendo poner en marcha el proyecto de Alzira, que es donde queremos estar, aunque antes se tienen que resolver unos asuntos». La empresa se limitó a comentar que «queremos pensar que ha habido un error y que se va a solucionar».
Un coste excesivo
Otras fuentes detallaron que, antes de decidir su implantación en Alzira, Obeikan solicitó a Iberdrola un informe para conocer si estaba en condiciones de suministrarle la potencia que necesitaría la nueva factoría y el certificado que emitió la compañía eléctrica fue favorable a falta de una pequeña inversión que el grupo saudí no tenía problema en asumir. Obeikan decidió entonces adquirir esta parcela de 50.000 m2 en el polígono. No obstante, estos informes de la firma eléctrica tienen una vigencia determinada por lo que, cuando en febrero concluyeron las obras de la primera fase, la multinacional volvió a solicitar este documento antes de iniciar la ejecución material de las nuevas naves. La sorpresa fue mayúscula al comprobar que lo que inicialmente era una modesta inversión se había multiplicado por prácticamente 30 y alcanzaba cifras que no estaba en condiciones de asumir.
