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Quemas controladas

Valencia y 17 municipios de l'Horta quemarán 389,2 hectáreas de paja de la chufa

Las quemas anteceden a la recolección y se producen de forma escalonada con la autorización de los consejos agrarios locales

Valencia y 17 municipios de l'Horta quemarán 389,2 hectáreas de paja de la chufa

Dieciocho municipios del área metropolitana de Valencia, incluido el «cap i casal», han iniciado la quema controlada de la paja de la chufa, el primer paso en la recolección de este tubérculo para la elaboración de la horchata. Según explicó ayer el director técnico del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (D. O.) Chufa de Valencia, Germà Alcaide, desde ahora hasta enero o febrero está previsto que ardan las plantas secas que ocupan 4.684,25 hanegadas de huertas de chufa o, lo que es lo mismo, 389,2 hectáreas. Las quemas tendrán lugar principalmente en los términos municipales de Valencia (1.663,75 hanegadas), Alboraia (1.538,25 hanegadas), Almàssera (516 hanegadas) y Meliana (418,75 hanegadas). Los otros municipios son Albalat dels Sorells, Albuixech, Alfara del Patriarca, Bonrepòs i Mirambell, Burjassot, Foios, Godella, Massalfassar, Moncada, Museros, Paterna, Rocafort, Tavernes Blanques y Vinalesa.

La quema es el paso previo inmediato a la recolección. Es una de las diferencias principales entre este proceso y el de la quema de la paja del arroz, que se produce principalmente en septiembre en los municipios cercanos a l'Albufera. Así, mientras que en el caso de la arroz, el cereal se encuentra en la parte exterior de la planta y se recoge junto a ella, la chufa se encuentra bajo tierra, por lo que primero hay que quitar la parte superior y después se recoge el tallo subterráneo. Lo que suele hacer la máquina cosechadora es recoger la tierra y las chufas al mismo tiempo y discriminar para quedarse únicamente con el fruto. «Si además tuviera que coger también el tallo las máquinas se colapsarían explica Alcaide. Al quemar la paja facilitamos la labor de la recolección».

Otra diferencia evidente entre la quema de la paja de la chufa y la del arroz es la cantidad y, por lo tanto, las molestias que suele producir el humo en las zonas urbanas. Mientras que el tubérculo se cultiva esta temporada en 389 hectáreas de terreno (unas 105 hanegadas más que el pasado año), los distintos consejos locales del arroz estimaban en septiembre que iban a arder de formar controlada 2.260 hectáreas de arrozales. «Además, la paja de la chufa es más fina y tiene menos volumen, por lo que provoca menos humo». Además, mientras que la paja del arroz se quema en un plazo aproximado de dos semanas, la de la chufa puede extenderse desde finales de octubre hasta bien entrado el mes de febrero.

Al ser quemas controladas, los agricultores deben notificar al Consell Agrari de su municipio dónde tiene el campo y cuándo quieren realizar la quema. «Lo ideal es hacerlo dependiendo del viento explica Alcaide. El labrador suele tener cuidado de hacerlo cuando no moleste a los agricultores vecinos». Las quemas se tienen que hacer en dirección contraria al viento para que la paja vaya ardiendo «poco a poco, si no se queda mucha paja por quemar y eso encarece el proceso de limpieza de la chufa».

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