Riola era ayer toda una fiesta. El sorteo diario de la Once dejó el martes por la noche 1.750.000 euros en esta pequeña localidad de la Ribera Baixa, donde se vendieron unos 50 cupones del 82.037, premiados cada uno con 35.000 euros. El número se quedó íntegramente en este municipio de apenas 1.800 habitantes muy tocado por el paro.

La suerte se repartió entre gente humilde: jornaleros del campo sin empleo que ven aliviada su delicada situación económica cuando la crisis citrícola les castiga duramente. El hombre más buscado y querido del pueblo este miércoles era Fernando Baldoví, el vendedor de los cupones agraciados, «el igualero» como le llaman cariñosamente algunos. «¡Lo vamos a sacar en procesión este año junto con la patrona Santa María la Mayor!», bromeaban eufóricos en el bar La Camarga un grupo de afortunados. En este establecimiento se vendieron 20 cupones y aún ayer por la mañana había premiados que llegaban y se enteraban por sorpresa de que les había tocado. «¡Como en el anuncio de la lotería!», exclamaban.

Rafael Penella, el dueño, explicaba que lleva cuatro años vendiendo los cupones de Fernando. «A la gente que le ha tocado son personas en paro por culpa de los políticos, que son unos corruptos; somos todos muy humildes y del pueblo», remarcaba entre contento e indignado mientras ponía consumiciones al otro lado de la barra.

Sus palabras eran jaleadas por un grupo de amigos que celebraba el pellizquito y también por otros allí congregados que aún no habiendo sido tocados por la fortuna expresaban su alegría ante lo sucedido. «¡Ya era hora! Fernando se lo merecía», afirmaba Amando Vilches. «Hemos cambiado el 'caloret' por el 'coloret'», se reían algunos con sorna. No faltaban los que se agarraron a la suerte en el último momento. «Iba a devolver tres cupones y aún se los quedaron», indicaba Penella.

«Estaban muy apurados»

A escasos metros de La Camarga, en el bar Geni también tenían motivos para la alegría. Allí se vendieron 30 cupones. En el interior estaba Fernando, rodeado por vecinos. El vendedor no daba abasto por tanta felicitación. A sus 37 años, lleva 10 como trabajador de la ONCE después de ejercer en la construcción.

Es el primer gran premio que reparte. «Estoy muy contento porque le ha salido a gente que le hacía mucha falta. Van al campo, no tienen trabajo seguido y estaban muy apurados», manifestaba emocionado. «He dado tres cifras, cuatro y ahora el que me faltaba, el gordo», afirmaba con satisfacción.

Medio centenar de ganadores

El medio centenar de vecinos de Riola que este martes tuvieron la suerte de ganar el primer premio del sorteo diario del cupón de la ONCE son en su inmensa mayoría jornaleros del campo, gente humilde en paro. Entre ellos, algún caso extremo como el de una persona que había sido desahuciada de su casa y ahora vivía pagando un alquiler social.

Los 28.000 euros que se les quedan „porque de los 35.000 por boleto, 7.000 van para Hacienda «para que esquíe Bárcenas», criticaban algunos agraciados„ no le solventarán la vida «pero dan un respiro».