El desencuentro actual entre la Policía Local de Sedaví y el concejal delegado del área, Enrique Mocholí, vive momentos intensos. El pasado fin de semana tres agentes sufrieron «picaduras múltiples» de una o más pulgas y denunciaron el «notable deterioro» de las instalaciones en las que se encuentran, «un antiguo colegio cuya antigüedad supera los 30 años» y en el que, pocas horas después, también detectaron la presencia de cucarachas y hormigas.

Los policías, que incluso llegaron a trasladarse al Hospital 9 d´Octubre para recibir asistencia sanitaria, achacan la situación a la necesidad de «reformas» que tiene el retén «para que cumpla con las condiciones adecuadas de trabajo», tal y como «desde hace tiempo» dicen solicitar sin éxito «al concejal». Los agentes, asimismo, reclaman, «por consejo médico preventivo», una desinfección completa de sus «taquillas, ropas e incluso domicilio», a fin de acabar con la plaga de parásitos.

Para el regidor, sin embargo, la situación obedece a motivos bien distintos que él relaciona con «la proximidad de la campaña» electoral. «El informe que me hicieron llegar es de risa „asegura„. Parece que estén comidos de insectos y no es así; tienen picaduras de pulgas, como hemos tenido todos alguna vez cuando hemos cogido una, y también han matado dos cucarachas, algo digno de mención porque, dado que no han detenido a nadie en cuatro años, no está mal que al menos cacen dos bichos».

Pese a sus palabras, Mocholí ha enviado a una empresa de exterminio a las dependencias policiales y su sentencia ha sido tajante. «Asegura que es imposible que las pulgas vivan o se críen en el retén, así que es algo anecdótico que, desde luego,, no creo que requiera que el ayuntamiento desinsecte también las casas de los policías, como ellos reclaman».

En la denuncia de los agentes, hecha pública a través de un comunicado de UGT, critican asimismo los medios con que cuentan. «Los dos únicos chalecos antibalas están caducados y la mitad de la plantilla sigue con un revólver de más de 20 años», afirman. El concejal, por su parte, anunció ayer que no está dispuesto «a gastar cerca de 10.000 euros en pistolas automáticas cuando lo que hay es acorde a ley» y que si adquiere «chalecos para todos los agentes (18), que cuestan unos 12.000 euros», les exigirá «que, dado que los piden por motivos de seguridad, los lleven puestos siempre, incluso en verano».