La familia de un hombre de 84 años denunció ayer que tuvo que llevar la silla de ruedas de su propiedad porque el centro de salud de Llíria no tenía ninguna libre. Los familiares se habían desplazado con el anciano para realizar una gestión administrativa en el ambulatorio. Como el documento tenía que ser expedido en una estancia superior los familiares pidieron un carrito para su padre, ya que al tener un 84 % de discapacidad no puede andar. Un celador les comunicó que no había ninguna silla de ruedas libre, por lo que «no había más alternativa que subir a mi padre a brazo. El centro estaba prácticamente vacío y solo había una silla ocupada por un joven. Tuve que volver a mi casa a por la de mi padre».

Cuando regresaron, la coordinadora del centro de salud les pidió disculpas. «Nos dijo que todas las sillas estaban ocupadas y que era un problema en parte producido por los robos de carritos que sufren».