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Historia

Cuatro siglos de "alfàbegues"

El cuidador de las plantas gigantes de Bétera ha rastreado el origen de la tradición y lo sitúa, al menos, a principios de 1600

Cuatro siglos de "alfàbegues"

Las «alfàbegues» de Bétera no solo son gigantes por tamaño. También lo son por profundidad histórica. La tradición de «ofrendar» estas plantas aromáticas a la Mare de Déu d´Agost data de, al menos, hace cuatro siglos, desde después de la expulsión de los moriscos.

Así lo asegura Ramon Asensi, autor del libro recientemente publicado Les alfàbegues de Bétera. Tradició i Cultura, y máxima autoridad local en el cultivo y «arqueología» de la albahaca. Asensi ha rastreado la tradición que hace famoso a su municipio en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y ha exhumado documentos que retrotaen el origen de esta «ofrena» hasta el fatídico episodio de 1609, que dejó la populosa localidad beterana, de más de 1.500 habitantes, en apenas 150. La tradición habría sido una especie de hilo conductor entre las dos épocas.

De hecho, Asensi se aventura a imaginar un cultivo con vocación devota incluso siglos más atrás. Las excavaciones arqueológicas de la Torre Bufilla localizaron un alfabeguer, una maceta con depósito para esta planta aromática. Databa del siglo XIV.

El uso de este tipo de cultivos con fines religiosos, de hecho, es común en muchos pueblos desde la antigüedad. Según apunta el cuidador municipal de las plantas de Bétera, la albahaca era considerada una planta sagrada en muchas culturas. Aún se usa en rituales para diosas de la tierra o la fertilidad, apunta. Es de origen tropical, de la India y partes de África.

Las «alfàbegues» gigantes, con todo, siguen de máxima vigencia hasta convertirse en la principal atracción turística del municipio del Camp de Túria. Ya lo eran a principios de siglo, como atestiguan las imágenes rescatadas por Asensi, donde se observan plantas de 1,10 metros, aproximadamente, en una especie que suele estar entre los 30 y los 40 centímetros. Incluso la incipiente cinematografía se fijó en la pintoresca tradición y en 1926 fueron filmadas imágenes documentales de la fiesta.

Es con los cuidados del mítico Manolo el Morquero, fallecido recientemente, con quien las «alfàbegues» dan el primer «gran salto». Y con Asensi, un músico de carrera metido a «alfabeguer» por vocación, las plantas siguen creciendo sin techo aparente.

En torno a ellas gira el acto central de las fiestas. El próximo sábado, 16 plantas gigantes volverán a «rodar» con las Obreres i els Majorals por el pueblo hasta llegar a los pies de la Mare de Déu. No habrá récord este año. Según los cálculos del cuidador, se quedarán en una media de 2,65 metros. Las lluvias de los últimos días han frenado su crecimiento y las han dejado por debajo de los 286 centímetros que alcanzaron en 2012. Pero lo seguirá intentando. «Algún año llegaremos a los tres metros», promete el discípulo del Morquero.

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