El abogado de la empresa que gestiona el Wonderwall, Javier Puig, reconoció ayer a este periódico que el decreto de cierre de la ambientación musical firmado el viernes «era algo que nos esperábamos, que sabíamos que se resolvería de ese modo». En todo caso, el representante legal del complejo de ocio aseguró que «agotaremos la vía de los recursos que en derecho nos toca y que el ayuntamiento está obligado a respetar».
Puig cree que la empresa tiene posibilidades de llegar a buen puerto en sus recursos porque «el decreto no se corresponde con la realidad». Asegura que en el texto se hace referencia a unos conciertos «a los que nosotros mismos renunciamos» y que «confunde la ambientación musical y los conciertos, para los que se presentó la declaración responsable».
El abogado asegura que la licencia de hotel incluye permiso para poner ambientación musical en la terraza hasta la 1.30 horas, como otros hoteles de la playa, con la diferencia «de que el resto están en el casco urbano y tienen que poner música ambiental porque molestan y nosotros la podemos poner más alta porque tenemos a los vecinos más lejos».
Respecto a esto, Puig asegura que otro elemento erróneo de los que aparece en el decreto es cuando se indica que «ha habido quejas y eso no es cierto, porque este año no ha habido». Va más allá y dice que «en las mediciones que se han hecho, se escucha más a las ranas que la música del Wonderwall».
El abogado recuerda que, además de recurrir, existe la posibilidad de pedir una «suspensión» del decreto, algo que ya anuncia que harán, y recuerda que la sala celebrará el 12 de septiembre su fiesta de clausura, teniendo en cuenta el permiso de ambientación que les concede la licencia de hotel.
