Más kilos de uva, pero de menor calidad que el año pasado. Este es el resumen de la campaña vitivinícola de este año, que se encamina a su recta final en las comarcas de la Costera y la Vall d'Albaida. Las precipitaciones del mes de septiembre están originando problemas de «botritis» de la uva. Se trata de un hongo que ataca al racimo, pudriéndolo, y afecta especialmente a las variedades de tempranillo. La situación contrasta con la registrada en la campaña del año pasado, cuando la uva entró muy sana a bodegas y cooperativas.

Como explica Manuela Sánchez, ingeniera agrónoma y técnica de campo de La Cooperativa La Viña de la Font de la Figuera, «en una misma cepa puedes tener racimos sanos y podridos, por eso se hacen dos extracciones de mosto».

Las lluvias dificultan la entrada de la uva en las bodegas con los parámetros de calidad exigidos. A la baja graduación alcohólica, un PH alto y la baja acidez se suma el riesgo de que la fruta se pudra. El intenso calor del mes julio adelantó el inicio de la vendimia.

El pedrisco caído durante el verano hizo mella en las explotaciones, así como las precipitaciones de las últimas semanas. El tiempo ha arruinado en buena medida las perspectivas depositadas por el sector en la campaña.