El cierre del almacén hortofrutícola de Frutsol ha sido un duro un golpe para la economía de Sollana. El alcalde, Juan Roda, se mostraba ayer muy preocupado y no dudó en calificar de «situación ruinosa» el cese de la actividad de esta empresa.Y no es para menos. De los 734 trabajadores de este comercio (296 «collidors» y 438 empleados de almacén), alrededor de 400 son vecinos de Sollana, o lo que es lo mismo, alrededor del 8% de los vecinos se han quedado sin empleo. «Es un varapalo» porque «agrava la situación económica de muchas familias», decía Roda. Y es que, como advirtieron ayer tanto los sindicatos como el gobierno local, la gran mayoría de los trabajadores despedidos tienen más de 40 años, una edad difícil para encontrar empleo en estos tiempos de crisis.
Además, hay familias en Sollana cuyo sustento económico principal era esta empresa, ya que eran muchos los matrimonios que trabajan ambos cónyuges en este comercio. El alcalde insistía ayer en que «las familias están viviendo una situación angustiosa» y, en los casos en que «el hombre y la mujer están parados, se agudiz» el problema.
Al menos, ya ha habido una buena noticia dentro del desastre, ya que cien trabajadores han conseguido recolocarse en el almacén de Greenmed, según indicó Roda.
