Durante este mes de septiembre, un grupo de políticos de l'Horta ha decidido rebelarse contra la prohibición de sus ayuntamientos de asistir a las procesiones de las fiestas patronales. No pueden llevar las medallas que les acreditan como concejales (en su caso, del PP) pero „como aquellos jóvenes alemanes que se ponían sus mejores trajes para bailar swing en público pese a que el III Reich se lo prohibía„, estos jóvenes y no tan jóvenes rebeldes de las procesiones también se visten elegantemente y cuelgan orgullosos sus fotos en Facebook, proclamando su derecho a unir en su persona la Iglesia y el Estado.

Esta insurrección político-religiosa se inició el pasado 9 de septiembre en Puçol, festividad de la patrona, la Mare de Déu al Peu de la Creu. Allí, el nuevo gobierno que preside Enric Esteve ha establecido que los ediles no pueden asistir a los actos religiosos, decisión aprobada por el pleno con los votos a favor de Compromís, PSPV, EU, Ara y Ciudadanos. El PP votó en contra.

«No podemos dejar de ser ediles»

Según estableció el pleno, los ediles podían participar en las procesiones, pero siempre a título personal, nunca presidiendo ni acreditando su condición de representantes del pueblo. «Pero nosotros no somos dos personas, una concejal y otra no. No somos ciudadanos normales, somos concejales desde que salimos de casa. Así que no entendemos que para salir a la procesión nos prohíban ser concejales», explica la exalcaldesa Merche Sanchis.

Los populares de Puçol plantearon la situación en su partido a nivel regional e invitaron a sus máximos representantes „la presidenta del PPCV Isabel Bonig y el del PP provincial Vicente Betoret„ a acompañarles, aunque fuera sólo como ciudadanos, en la procesión de la patrona. Pese a anunciarse su presencia, Bonig no asistió pero sí lo hizo Betoret y con él más de 40 cargos populares entre diputados, concejales, exalcaldes y cargos orgánicos de la formación.

Y así, en formación, los «ciudadanos» del PP como Betoret, Marta Torrado, Juan Vicente Pérez, Vicente Ferrer, Juan Carlos Caballeros Belén Hoyo y los portavoces y ediles de otros municipios de la comarca procesionaron junto a los vecinos de Puçol más devotos. «Yo salgo porque soy creyente, pero es que además la cofradía nos invita, y nos invita porque somos concejales „explica la portavoz popular„. Siempre lo hemos hecho e incluso antes lo hacían algunos concejales del PSOE, aunque ahora haya votado que no».

Aquel 9 de septiembre la mecha de esta rebelión quedó prendida y los populares marcaron en la agenda su siguiente objetivo: 13 de septiembre, Meliana, donde se estaba celebrando la festividad de la Virgen de la Misericordia y el Cristo de la Providencia. Al igual que en Puçol, en este municipio de l'Horta Nord una de las primeras decisiones del nuevo gobierno Compromís-PSPV fue establecer que «en las fiestas y actos religiosos no participará ninguna representación oficial del ayuntamiento», por lo que «los miembros de la Corporación municipal que desde su libertad religiosa opten por participar en actos de carácter religioso, lo harán individualmente y sin ningún signo externo ni protocolario de representación pública del Ayuntamiento».

Justo detrás de la imagen

Si en Puçol fue la cofradía la que invitó a los populares a participar en la procesión, en este caso fue el párroco Enrique Arce el que no sólo les invitó a participar, sino que además les dio la presidencia de la misma. Y ese 13 de septiembre, tras la imagen del patrón, se pudo ver al exalcalde y portavoz del PP de Meliana, Pedro Cuesta, al presidente de Lo Rat Penat, y edil popular en la corporación, Enrique Esteve, y entre los dos (esta vez sí), la presidenta regional y síndica en las Corts, Isabel Bonig. A sus costados, la treintena de cargos y compañeros populares que desembarcó esa tarde en Meliana.

Los tres ocupaban el lugar que hubiera ocupado el alcalde si el nuevo gobierno no hubiera impuesto la abstención de «participar institucionalmente» en los actos de culto. «Pero es una decisión „recordaba ayer Riera„ que estuvo vigente entre 1979 y hasta que el PP consiguió la alcaldía en 2007». «Lo que hemos visto este año es, seguramente, la primera procesión de la historia presidida por un partido político», subraya Josep Riera.