El grupo Choví, con sede en Benifaió y dedicado a la comercialización de salsas para alimentación y condimentos de mesa, ha puesto en marcha un plan de inversión que busca incrementar su capacidad de producción, almacenaje y expediciones en sus actuales instalaciones del polígono Musa durante los próximos diez años.

La inversión prevista ronda los cinco millones de euros y el objetivo es pasar de una facturación actual que ronda los 30 millones a los 50 millones en la próxima década, lo que supondrá prácticamente duplicar la cifra de negocio.

Durante 2015, la firma de la Ribera ya ha aumentado su capacidad de fabricación en un 30% y en la actualidad está centrada en la preparación del nuevo plan de inversiones. Este año, el grupo tiene intención de cerrar el ejercicio con la comercialización de unas 13.000 toneladas de salsas y condimentos y con la nueva inversión el objetivo es alcanzar una capacidad total de 20.000 toneladas.

Gestionada por la segunda generación de la familia Choví Navarro, la empresa cuenta en la actualidad con 135 trabajadores. El grupo dispone en Benifaió de 20.000 m2, de los cuales tiene construidos 6.500 y ampliará a unos 8.000 metros industriales, además de otros 3.000 para espacio de aparcamiento, según explican desde la dirección de la empresa.

Con una sólida implantación nacional y un aumento constante de ventas en el extranjero, la firma ha convertido en líderes a dos de sus productos más destacados: el Allioli y la Ajonesa, además tiene una gran penetración en productos especializados y nichos de mercado en el sector de las salsas.

La empresa comenzó su andadura en 1950, entonces en una pequeña tienda familiar de ultramarinos regentada por Vicente Choví y sus hermanos Francisco y Encarna. De la venta de bacalao congelado, el primer paso fueron las albóndigas y el segundo el acompañamiento de «allioli» elaborado al modo artesanal.

El éxito no se hizo esperar y en 1953, la empresa ya era una sociedad limitada. A partir de los 60, empieza a fabricar y comercializar mayonesas y llega su primera etiqueta comercial: Nita Choví, que en los 70 pasa a ser únicamente Choví. El punto de inflexión llega en los 90, con la introducción del envase en forma de mortero.