La Plataforma La Tortura No es Cultura también ha acudido al juzgado, en su caso para denunciar las agresiones sufridas por los activistas desplazados hasta Olocau. En un comunicado, la plataforma ha explicado que un cuarto de hora antes de la hora prevista para embolar al toro, los activistas se encadenaron sin mayor problemas al pilón donde se embola el toro y permanecieron divididos entre el éste y el furgón donde estaba el toro, recibiendo abucheos, insultos y algún empujón por parte de los taurinos».

Los antitaurinos han defendido que «hubo un intento de negociación con el alcalde del pueblo, pero al final no fue posible porque empezaron las agresiones por parte de los vecinos». Ellos continuaron su «resistencia pacífica», a pesar de que, según el comunicado, «aumentaba la agresividad de algunos taurinos que incluso intentaron soltar al toro mientras los activistas permanecían encadenados».

«Pasaron de los empujones e insultos a las patadas, puñetazos y golpes sin medida ni control, especialmente porque no había protección policial», han denunciado y han apuntado que incluso una compañera «fue pisoteada y arrastrada«. La Guardia Civil se presentó en la zona hora y media más tarde, avisada por los propios antitaurinos, que consiguieron resistir hasta la medianoche y lograr que se cancelase el festejo.