«Parecía Spiderman», «era como en las películas». Los vecinos de las calles Felipe II y Salvador Santamaría de Alzira que el domingo presenciaron la persecución de un joven al que se atribuyen más de media docena de tirones y robos en los últimos dos meses no salían ayer de su asombro. El delincuente trepó hasta la azotea de la finca en la que desde hace unos meses había ocupado el último piso cuando agentes de la Policía Nacional llamaron a su puerta y saltó de una terraza a otra por los edificios de este tramo inicial de la calle Felipe II, y recorrió los tejados de todas las casas de la calle Salvador Santamaría hasta llegar a la calle Sant Bernat -que cierra la manzana-, mientras el dispositivo policial le cerraba cualquier huida. La persecución se prolongó durante prácticamente 45 minutos hasta que el escurridizo fugitivo deshizo el camino andado para regresar casi al punto de origen y se acabó entregando al sentirse acorralado.

La investigación por una sucesión de tirones que con el mismo «modus operandi» se han registrado en Alzira en los últimos dos meses llevó al Cuerpo Nacional de Policía hasta el número 4 de la calle Felipe II donde, en la misma portería, localizaron la bicicleta que el autor utilizaba en sus acciones delictivas. Se da la circunstancia de que el último de estos robos se había producido el sábado por la tarde y, en el mismo, la víctima había sufrido una caída que le provocó una fractura. Era el séptimo robo de similares características desde mediados de noviembre, la mayoría de ellos en la zona centro y con mujeres mayores como víctimas, aunque no era el caso de la vecina que sufrió el robo el sábado en la calle Murta, desde la que se pudo desplazar por su propio pie al centro de salud de Hort dels Frares, donde fue atendida.

Batida por el centro

La batida que una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía realizó por el centro tras tener conocimiento de este robo permitió localizar a un joven que circulaba en bicicleta y que, al advertir su presencia, se dio a la fuga. Esa misma tarde, y gracias a la colaboración ciudadana, los agentes volvieron a localizarle en el interior de una tienda en la que se había escondido, aunque consiguió zafarse empujando a los agentes, que en el forcejeo lograron arrebatarle una bandolera con objetos personales que permitieron su plena identificación.