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Denuncia

Clubes náuticos piden que el Consell regule la retirada de barcos abandonados

Las concesiones de la C. Valenciana quieren reducir tiempo y gasto para deshacerse de las naves - La nueva ley permite un procedimiento más rápido a los puertos de gestión directa

Abandonados a sus suerte. Así están decenas de barcos desperdigados por los clubes náuticos de toda la Comunitat Valenciana. Fiel reflejo de lo que fueron y son las consecuencias de las bondades de la economía «precrisis», y sus secuelas una década después. O más. Hay lugares como la Vila Joiosa con embarcaciones postergadas durante 15 años. Por ello, los 26 clubes náuticos de la Comunitat, salvo el de Altea, se reunieron ayer en Calp. El encuentro tenía el objetivo de abordar la situación legal en la que se encuentran estas concesiones para retirar las embarcaciones «olvidadas» en sus espacios.

Esta reunión la tenían tras la reciente aprobación de la Ley 10/2015, que introduce en el artículo 101.2 de la Ley 2/2014 de Puertos la definición de lo que se considera abandonado: «Las embarcaciones que permanezcan en el puerto durante un período superior a seis meses en el mismo lugar, sin actividad apreciable exteriormente y sin haber pagado las tarifas correspondientes».

Hasta el momento, sólo disponían de una definición parecida, pero que abarcaba sólo a los «vehículos».

Modificación insuficiente

No obstante, tras la reunión mantenida ayer en Calp, llegaron a la conclusión de que esto no supondría un cambio en la forma de actuar hasta ahora, sino que seguía siendo potestad de la Administración para los puertos de gestión directa. Como consecuencia, pedirán que la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente, teniendo en cuenta sus opiniones, redacte el procedimiento por el que se rijan para poder deshacerse de los barcos los que tienen la gestión indirecta.

Procedimiento actual

En la actualidad, la herramienta de la que disponen es la vía judicial. Cuando una embarcación lleva meses olvidada en un amarre del club y no paga al mismo, inician el procedimiento para retirarlo. Esto es, interponen en los juzgados un recurso contencioso administrativo para que el juez embargara la nave. Tras ello, se procede a la subasta de ésta.

Se cuenta rápido, pero el proceso es lento, y casi en todos los casos el trámite se alarga durante años, según cuentan varios gestores de clubes de la provincia de Alicante.

Todo ello supone un desembolso económico que en algunos casos no se recupera. Además de lo que se pierde en los gastos del juicio, cabe recordar que los barcos abandonados dejan también una deuda en los clubes, por ejemplo, en el caso de Calp, la embarcación que lleva siete años abandonada debe 12.000 euros a la asociación. Además, ocupan un espacio del que los socios no pueden disponer, con la consecuente pérdida de dinero.

Pero no sólo es cuestión de gastos. Los caprichos que se compraron en el fragor económico, ahora suponen un impacto medioambiental. Según cuentan fuentes de diferentes clubes, se tienen que encargar de su mantenimiento para por ejemplo, que no se hunda o entrañe consecuencias peores, como vertidos al mar.

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