«Parece que sea más fácil ir caminando». Es un aforismo repetido con asiduidad sobre todo entre los estudiantes que viajan de la Marina hasta Valencia o viceversa. Para comprobar hasta qué punto es cierto, tres jóvenes estudiantes valencianos han decidido recorrer los 112 kilómetros que separan Benimaclet de Xàbia andando para poner sobre la mesa el debate sobre las conexiones en transporte público entre la capital y la comarca de la Marina.

Juan Casalles, estudiante de Ingeniería Informática de la Universitat Politècnica de València; Josep Chorro, estudiante de Medicina en la Universitat de València, y Joan Pons, estudiante de Derecho también en la UV, salieron ayer a las 8 horas de Benimaclet. La idea era llegar por la noche a Gandia y dormir en la Safor para continuar el recorrido esta mañana hasta Xàbia.

«Con la coyuntura económica actual quedan patentes, más que nunca, las dificultades de movilidad existentes entre la Marina Alta y la provincia de Valencia, sobre todo para quienes estudiamos en esta ciudad», explican los estudiantes a través de las redes sociales. «Las opciones, además de ser escasas y caras, son un dolor de cabeza para madres, padres y para los propios estudiantes; tanto es así, que a veces parece que fuera más fácil ir andando», comentan. Esperan que este recorrido permita poner sobre la mesa «un debate que aporte soluciones al problema».

Lo cierto es que el nuevo Consell ha situado el denominado «tren de la costa»—la conexión ferroviaria con Alicante— y la modernización de las líneas de cercanías como prioritarias, junto a grandes proyectos como el del corredor mediterráneo, en sus reivindicaciones al Ministerio de Fomento, al que reclama una inversión anual de al menos el 10 % de su presupuesto en consonancia con la población y el peso económico de la Comunitat Valenciana. Esta línea permitiría reducir el coste y el tiempo que se invierte en los viajes entre el sur de Valencia y la capital.

El tren de la costa es una vieja reivindicación de las comarcas de la Safor y la Marina que desde 1974, cuando se desmanteló el tramo entre Gandia y Dénia, ha generado miles de folios en estudios e informes que nunca han sido trasladados a la realidad física y que mantiene a Benidorm—destino turístico con 70.000 habitantes de derecho y 150.000 de hecho— sin una conexión directa por ferrocarril con las grandes redes de transporte.

En diciembre de 2014, la conselleria de Infraestructuras presentó un estudio de viabilidad adaptado a la crisis presupuestaria que reducía a 955 millones el coste total del proyecto desde los 1.300 millones en los que se llegó a valorar la versión de máximos diseñada en 2007.