Sagunt fue reconocida ayer en las Corts como capital valenciana de la romanización. La declaración levantó de sus asientos a los diputados autonómicos presentes en la sesión, que dedicaron una sonora ovación al acontecimiento histórico que se acababa de producir en la cámara, un reconocimiento institucional que supone el primer paso para la declaración de Sagunt como Patrimonio de la Humanidad. Esta declaración va a suponer la puesta en marcha de un proyecto de grandes dimensiones en el que ya se ha comenzado a trabajar, encaminado a conseguir ahora que Sagunt sea declarada Patrimonio de la Humanidad.
Entre los muchos planes que se sostienen, no se descarta la puesta en marcha de un museo de la romanización, un asunto «que se ha puesto encima de la mesa, pero del que por ahora no hemos concretado nada», explicaban fuentes municipales. También se tiene previsto elaborar un programa de actividades y actos encaminados a difundir y visualizar la ciudad en el ámbito cultural.
Por otro lado, el consistorio trabaja en la constitución de un comité asesor, que será el encargado de estudiar y proponer los proyectos a ejecutar, otra de las ideas claras, pero todavía en el aire.
Hasta las Corts se desplazaron representantes de la corporación saguntina, distintas asociaciones que trabajan por el patrimonio de la localidad, como el Grup d´Estudis del Camp de Morvedre, el Col·lectiu pel Patrimoni, Voluntaris pel Patrimoni y el Centro Arqueológico, entre otros. Además, cinco integrantes de la asociación Sagunto Civitas se trasladaron hasta el hemiciclo para «visualizar» el objetivo de la cita. Ataviados con indumentaria propia de la época del emperador Adriano (S.II aC), tres patricias, un patricio y un duunviro „sacerdote y magistrado que gobernaba la ciudad„ realizaron una pequeña representación a las puertas de la sede de las Corts, en la que el duunviro dijo: «Yo Cayo Voconio Plácido, hijo de la Gens Galeria, Duunviro y sacerdote del Dios Marte de la ciudad de Sagunto, en nombre de la curia, los santuarios y el pueblo de Sagunto, bendigo este acto», actuación que finalizó con un salve, el saludo romano, levantando la mano hacia los presentes.
