Manel Rochina fue ayer Vicente Peris, capitán general del ejército agermanado que durante un tiempo tuvo en jaque a las tropas reales. Hasta este fin de semana (y después de él), Rochina es un licenciado en Historia y Clavario de Cristo en Aldaia con interés por devolver a la actualidad ciertos capítulos que, asegura no sin cierta tendencia a la hipérbole, aún no se han recreado «en toda la Comunitat Valenciana». Se refiere a las revueltas de los gremios en el XVI, las Germanías o, como corrige, Germanía (el plural engloba las que sucedieron aquí y en las islas, y él solo habla de la valenciana).

El interés por aquella rebelión del pueblo ha provocado que este año organice junto a los clavarios „y los comercios y asociaciones del municipio„ la primera Feria Renacentista de Aldaia, con tres días de mercado medieval y propuestas que recuperan la actividad de la ciudad hace cinco siglos. «A mí es que me gusta mucho la historia», repite de vez en cuando, mientras narra los acontecimientos que ha tratado de rescatar y que conforman el centro del programa de este fin de semana. Ayer tocaba una primera recreación del enfrentamiento entre los agermanados de Peris y las tropas del virrey y, aunque fuera por un día, los artesanos en armas asestaron un golpe a los jerarcas, en la batalla de Vernissa de 1521. «No es que me haya pedido yo a Peris, es que como he sido el que ha organizado un poco esto me lo han adjudicado», se justifica Rochina.

Con él, 140 apasionados de la historia, entre recreadores profesionales y aficionados, se dieron cita en la Plaza de la Constitución. «Tenemos indumentarista y maestros de armas. Los que más saben van delante; los aficionados se quedan detrás», contaba ayer un Rochina transmutado en Peris, que había estado entrenando con su espada por la mañana. Para hoy queda el segundo capítulo escogido, en el que las tropas reales acabarán con el ejército agermanado, restableciendo el statu quo.

Pero al finalizar el fin de semana no solo se habrán escuchado el choque de sables en Aldaia, también habrá momento para el mercadeo con los cincuenta puestos de artesanía; para la religión, con la procesión medieval celebrada ayer; y también para el baile de época. No todo iba a ser sangre.