La brigada municipal de Nàquera ha trasladado a cientos de carpas procedentes de una antigua balsa de riego del pueblo a la piscina de verano «con el objetivo de evitar una mortandad masiva de peces», explica el alcalde, Damián Ibáñez. Una vez reparada la Bassa Gran, serán devueltos a su hábitat natural.
A finales de enero, varios vecinos de la zona alertaron al alcalde de que una antigua balsa agrícola con una capacidad de 3 millones de litros perdía agua por una grieta. La fuga era tan notable que los animales «se amontonaban en un palmo de agua y corrían el peligro de morir». Durante varios días, los operarios municipales sacaron los peces «en grandes canastos y los arrojaron a la piscina pública para salvarlos».
«Fue la solución que recomendaron los técnicos municipales ya que al ser la balsa un patrimonio municipal no podíamos llevar los peces a una propiedad privada y el agua de la piscina es ideal pues carece de cloro en estos momentos», afirma el munícipe. La balsa deberá ser reparada tras ser vaciada de lodos y arrojados estos a un contenedor. Una vez acabada la limpieza, se ha producido un vertido en el barranco contiguo, que está conectado con la balsa por un desagüe. «Ese vertido no es contaminante ni de aguas fecales, es agua con fango procedente de la balsa donde vivían peces, tortugas y cangrejos», finalizó el alcalde
