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Once horas a entre 10 y 22º y una humedad del 95 %

El hongo no mata a la planta de la cebolla, pero las hojas se caen, el bulbo se reduce y pierde sus cualidades

El «mildiu» está causado por el hongo Peronospora destructor y se localiza preferentemente en las hojas exteriores de la planta de la cebolla, que son las más viejas. El tejido parasitado pierde el color verde para ir cogiendo un tono amarillento hasta llegar a un aspecto blanquecino. «Es como si estuviera quemada», describía ayer un agricultor de Alboraia. Además de cambiarles el color, el hongo debilita las hojas, se doblarán y su parte superior empezará a marchitarse hasta terminar completamente seca. Finalmente las platas perderá superficie foliar y su rendimiento. Cuanto más joven sea la planta, más negativas serán las consecuencias del «mildiu». Así lo recoge un estudio, en el que se indica también que el hongo casi nunca mata a la planta de cebolla, pero el desarrollo del bulbo se reduce. Los tejidos del bulbo, en especial los del cuello, pueden ponerse esponjosos y el bulbo puede perder sus cualidades de almacenamiento.

Como se está comprobando en este invierno, la evolución del Peronospora destructor está muy condicionada por los factores climáticos, humedad y temperatura. Para que se dé la infección, y una vez colocados los esporangios del hongo sobre el tejido vegetal, se deben dar las condiciones climáticas adecuadas, que son once horas con temperaturas de entre 10 y 22 grados centígrados y una humedad relativa mayor del 95 %, seguida de seis horas con humedad mayor del 80 %. Estas infecciones primarias son muy difíciles de detectar en el campo, ya que el periodo de latencia es de entre 9 y 16 días.

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