El buque que ardió el pasado mes de abril con 157 personas a bordo cuando cubría la ruta entre Mallorca y Valencia abandonó ayer finalmente el puerto de Sagunt, diez meses después de lo previsto cuando llegó en mayo aún humeante y rodeado de polémica.

Su salida hacia el puerto turco de Aliaga, donde será desguazado, se prolongó durante una hora aproximadamente, sin imprevistos, y con escaso seguimiento por parte de los medios de comunicación; un último hecho que contrastaba drásticamente con la gran expectación registrada en mayo, cuando su llegada convocó a varias televisiones a nivel nacional, motivó una pronunciamiento municipal en contra e incluso una concentración a la que acudieron unas 300 personas.

Lejos de aquel interés, la operación apenas convocó a responsables de la Autoridad Portuaria, la naviera Grimaldi, Guardia Civil, Policía Portuaria y el jefe del Distrito Marítimo de Sagunt, es decir, del organismo encargado de autorizar la operación.

En medios portuarios se destacaba ayer la «normalidad» que ha caracterizado la presencia del buque en la ciudad, pese al temor inicial de las autoridades municipales a que pudiera ocasionar algún daño ambiental.

Durante su estancia, se vació todo el combustible que llevaba en su interior, y se confirmó que el alcance de los daños provocados por el fuego impedía recuperar el barco y cualquier cosa que hubiera en su interior.