Donde unos ven un problema, otros detectan una oportunidad. El bloqueo político y administrativo de la variante sur prevista para desviar el tráfico de Pedralba constituye un problema a ojos del gobierno municipal, que encabeza el alcalde Roberto Serigó (PP), y del presidente de la diputación, Jorge Rodríguez, cuya institución ha de acometer las obras. La paralización del proyecto representa, en cambio, una oportunidad de evitar una «catástrofe medioambiental» en el Parc Natural del Túria, según la Plataforma para la defensa del Paisaje de Pedralba (PDP). La «posible descoordinación» existente entre la Conselleria de Medio Ambiente y la vicepresidenta Mònica Oltra estuvo a punto de «provocar» la citada «catástrofe», explicaron a este diario. Cuando pensaban, advierten, que el proyecto estaba paralizado, Oltra «nos sorprendió», indican, con una rueda de prensa en la que anunció la «inmediata ocupación de suelo para la ejecución de la V-175», medida aprobada en el pleno del Consell del 26 de febrero.

Desde la plataforma, Vicente García defiende que los argumentos a favor del proyecto, algunos aportados por la vicepresidenta y por el alcalde, «han sido rebatidos». «No se ha producido ningún accidente mortal ni lesivo para las personas como consecuencia del tránsito urbano de vehículos pesados», apuntan desde la PDP.

En segundo lugar, aseguran que los «atascos en la vía pública se concretan en dos incidentes a lo largo de los últimos doce meses». De esta forma responden a quienes consideran que una de las razones principales para ejecutar la variante es la urgencia por motivos de seguridad y de evitar la congestión de tráfico en la calle de la Acequia, arteria que cruza la localidad.

El alcalde exigió la inmediata ejecución de las obras a Jorge Rodríguez, a quien enseñó en la diputación una colección de fotos que evidencian que el ancho de la calle apenas permite que se crucen dos vehículos pesados.

Las «molestias acústicas y atmosféricas actuales» por el tráfico rodado «no serían nada», según la plataforma, si se ejecuta la variante sur «a menos de cien metros del casco urbano y sus habitantes, colocando ante los pedralbinos la proyección de las ondas sonoras del rodaje, y una superficie de alquitrán (trece mil metros cuadrados), recalentada a cincuenta o sesenta grados centígrados, transportada a la población por las brisas provenientes del río Turia», aseguran los contrarios a esa variante. Otro de los argumentos contrarios esgrimidos por la plataforma abunda en que el talud sobre el que discurrirá la carretera no solamente no será un dique de contención contra inundaciones, sino que favorece el «embalse de agua». «Su cota media (2,50 metros) sobre el nivel del Turia no frenaría la progresión de las aguas hacia el casco urbano en avenidas como la de 1957». Aducen que la «permeabilidad de sus pasos peatonales (dos de 2,5 por 2 metros) actuaría como los aliviaderos en los embalses, inundando igualmente la población». La vía embalsaría, además, «el agua proveniente de las montañas que cierran el caso urbano por el norte», concluyen.