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L'Horta

'El Paisano' de Bonrepòs que triunfó en Brasil

La localidad de l'Horta entierra a Antonio Ros, el hijo de un exiliado que se hizo millonario con su propio grupo empresarial

'El Paisano' de Bonrepòs que triunfó en Brasil

«Ha fallecido Antonio Ros Ros, "El Paisano". La misa será mañana sábado a las 16.30 horas en la Iglesia Parroquial de Bonrepòs i Mirambell». Así rezaba el bando que el pasado 5 de febrero emitió el ayuntamiento de esta pequeña localidad de l'Horta Nord para anunciar la defunción el 29 de enero de uno de sus vecinos más conocidos.

La misa en su memoria no se realizaría a cuerpo presente hasta unos días después ya que Antonio, «El Paisano», murió en Brasil, a miles de kilómetros de su pueblo, en el país que le acogió cuando la pobreza de la posguerra y el haber nacido en el bando perdedor le obligó a emigrar con su familia, y donde se convirtió en un empresario de éxito. «Antonio salió de Bonrepòs con una mano delante y otra detrás „así le recordaba esta semana Milagros, otra vecina de Bonrepòs que hizo carrera en Brasil„, y ha vuelto para que lo enterraran junto a sus padres tras haber hecho un imperio».

Antonio era el presidente fundador del Grupo Perlex, una mercantil que ahora dirigen sus hijos y que se dedica a la fabricación de componentes plásticos (apliques, cables, canaletas, lámparas, etcétera) para productos eléctricos. Actualmente,Perlex cuenta en el estado de Sao Paulo con cuatro sedes fabriles dedicadas a la producción de productos plásticos (la más antigua y con unas instalaciones de 28.000 metros cuadrados), de conductores eléctricos (montada en 1992 y con 15.200 metros cuadrados), a la iluminación (creada en 1994 y de 24.500 metros cuadrados) y a las extensiones (desde 1999 y con 5.000 metros cuadrados). Allí trabajan, según diversas fuentes consultadas, entre 700 y más de mil trabajadores. Además, y según los registros empresariales, Perlex tiene una filial con un solo empleado cuyo nombre denota cierta «morriña» por los orígenes de su fundador: Carraixet Participaçóes e Empreendimentos Ltda.

De las orillas del Carraixet se fue Antonio en 1952. Lo hizo «por navío e inició su trayectoria de éxito», subraya una pequeña biografía que editó la empresa en 2012 por el 50 aniversario de su creación. Pero detrás de ese viaje transatlántico, y mucho antes de la trayectoria de éxito, está la Guerra Civil española y la represión que sufrió Antonio Ros padre, uno de los responsables del comité republicano que gobernó Bonrepòs i Mirambell durante la contienda.

«Su padre era un hombre muy formado y muy apreciado por sus vecinos „explica Esteban Sánchez Mateo, vecino de la localidad y amigo de Antonio„. Salvó a mucha gente a la que venían a buscar de otros pueblos para fusilarla. Les decía que en Bonrepòs no había gente de derechas». Pero Antonio Ros padre no se libró de la cárcel tras acabar la guerra, y al salir, viendo que el presente era poco halagüeño para un «rojo» como él, decidió emigrar con su mujer y sus dos hijos.

Brasil fue el destino, y la agricultura que habían aprendido durante generaciones en su pequeño pueblo de l'Horta Nord, la forma elegida por la familia para intentar ganarse la vida. Pero Antonio tenía otros objetivos y una manera de pensar, según cuenta su amigo Esteban, diferente a la de su padre. «Trabajó mucho y se formó mucho, hasta el punto que llegó a comprarle la empresa a sus propios socios alemanes, los de los lápices de Gran V0n Faber».

Pero eso vendrá después. Antes, Antonio compró unos terrenos y montó una pequeña constructora con su hermano, y después una fábrica de circuito impreso. A principios de la década de los 60 ya era gerente industrial de Peterco, una importante fábrica brasileña de lámparas para la que fabricaba componentes Perlex. En los 70 los propietarios de esta empresa (los alemanes) hicieron socio al antiguo vecino de Bonrepòs. Fue la época en la que, bajo la dirección de Antonio Ros, Perlex comenzó a diversificar su producción y a participar en ferias nacionales, «donde siempre quedan segundos o terceros por la calidad de sus productos, sólo por detrás de las multinacionales», explica Esteban.

En 1991 el empresario de origen valenciano „«nunca ha dejado de sentirse valenciano, ni de hablar valenciano», aseguran sus amigos„ aprovechó que sus socios alemanes estaban más pendientes de expandirse por Europa tras la caída del muro, para comprarles sus participaciones y hacer del Grupo Perlex una empresa «cien por cien» brasileña. «Ha sido un gran empresario, con las cosas muy clara „asegura Esteban„. Y aunque no pensaba políticamente igual que su padre, si ha aplicado cosas que aprendió de él como persona buena y solidaria, sobre todo en el trato a los trabajadores. Antonio era una persona admirable».

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