La pujanza de los hornos de Alberic ha permitido que este sector económico se sitúe como uno de los más importantes del municipio. La tradición de los padres y madres se traslada a los hijos e hijas y durante los días claves de la Semana Santa se refuerzan las plantillas para poder cubrir la gran demanda que llega de muchos rincones de España. Los hornos alberiquenses son distinguidos constantemente por la calidad de sus panquemados. De hecho, Alberic se denomina la Cuna del Panquemado. En el caso de Juan José Armengol, sus dos hijos y su hija desarrollan labores en el Forn de Sant Roc y así permiten al padre descansar durante el día. Y es que el proceso de producción de las «monas» empieza durante las primeras horas de la noche. Alrededor de las 23 horas ya comienzan a prepararse las bases, en series que pueden superar las cien piezas. Durante toda la noche se trabaja en el panquemado, en un proceso totalmente artesanal «que es el auténtico hecho que diferencia a los hornos de Alberic», argumenta Armengol. Los hornos tradicionales son muy críticos con los productos culinarios de los grandes supermercados.