El Ayuntamiento de Villanueva de Castellón se ha visto obligado a cerrar tres parques de la localidad al detectar una alta concentración de abejas. Los espacios afectados son el parque de la estación, el Racó del Teular (junto al centro ocupacional) y el de la calle Santa Ana; no obstante, entre ayer y hoy está previsto que se vuelvan a abrir estos lugares, ya que ha empezado a disminuir la presencia de estas abejas.
El consistorio decidió el pasado martes cerrar estos espacios porque se había detectado un incremento de este tipo de insectos en los tres jardines públicos afectados. «Hay más abejas de lo normal, otros años había habido alguna abeja, pero no tantas como las que se contabilizan en estos momentos», explicó ayer el alcalde, Óscar Noguera, que, no obstante, aclaró que los parques se han cerrado solo «por prevención». Ningún niño ha sufrido la picadura de las abejas. De hecho, el apicultor que ha supervisado los parques estos días señaló que es difícil que algún usuario se vea afectado por una picadura. «No es fácil que piquen, pero hemos considerado más oportuno cerrarlos», aclaraba el primer edil. Y es que, como la mayoría de los usuarios de los parques son niños, el consistorio ha preferido tomar precauciones y evitar males mayores.
Reapertura de los parques
El pasado martes se acordonaron con una cinta policial los tres parques donde se detectó un aumento del número de abejas y ayer por la mañana ya se abrió para el uso y disfrute de los vecinos de Villanueva de Castellón una parte del parque de la estación en la que no había insectos de este tipo. Entre ayer por la tarde y hoy está previsto que se abran el resto de zonas de juego.
Entre las diferentes hipótesis planteadas se baraja la posibilidad de que la presencia de un número tan alto de abejas pueda haber sido provocada por el aumento de las temperaturas durante estos últimos días y por la escasez de lluvias este año. No obstante, lo que ha ocurrido en el municipio castellonense no es lo habitual ya que, según advierte la organización ecologista Greenpeace, el número de abejas y otros polinizadores parece estar reduciéndose en todo el mundo y especialmente en Norteamérica y Europa. Los ecologistas explican que la falta de programas regionales e internacionales sólidos, diseñados para vigilar el estado actual y las tendencias de los polinizadores, supone una considerable incertidumbre en cuanto a la escala y la extensión de este descenso. Sin embargo, solo las pérdidas conocidas son ya notables.
Alta mortalidad de las abejas
En los últimos inviernos, la mortalidad de las colonias de abejas que producen miel (conocidas como melíferas) en Europa ha sido del 20 por ciento de media, según Greenpace. El hecho es grave porque en un mundo en el que no existieran las abejas, una gran parte de las frutas y verduras comunes de los supermercados desaparecería de las estanterías. Hace unos años se pensaba que esta disminución en el número de abejas podría estar propiciada por el aumento del uso de pesticidas, aunque hay estudios que descartan que los productos químicos sean los culpables de la más que notable reducción de las abejas que existen en todo el mundo.
