Algunas personas viven del arte. En cambio, otras prefieren hacer del arte su vida. Es el caso del vecino de Montroi Héctor Soldado, quien a sus 90 años (cumplirá 91 el próximo 28 de septiembre) presume de tener un museo en casa. Techos y molduras de yeso simulando ser madera de gran calidad, pilares que imitan el mejor de los mármoles. Todo, acompañado de la iluminación precisa, convierten las casas de este ribereño en unas verdaderas galerías. La joya de su trabajo, sin embargo, la conserva en la parte trasera de su casa, donde se haya un monumento dedicado a su antiguo coche.

El lugar en el que en cualquier casa habría un patio o un garaje, en la casa de Soldado se conserva un jardín dedicado a su coche, el cual utilizó durante 30 años. «Coloqué mi coche allí cuando todavía funcionaba porque, al comprarme uno nuevo, este ya no lo utilizaba. Fue mi homenaje particular a un vehículo que utilicé para transportar todo tipo de cosas durante 30 años», explica el vecino de Montroi. El coche, un Renault 4, se sitúa sobre cuatro pilares y esta en el centro de una composición que consta de un pequeño río con una fuente, un puente, una barraca, un merendero, figuras y otros elementos ornamentales. «Por la noche encendíamos el circuito de luces y el paisaje era muy bonito. Muchas parejas venían a fotografiarse cuando se casaban. Llamaba mucho la atención», se lamenta.

Soldado realizó esta formidable creación artística en 1998 y hasta hace un par de años, además del mantenimiento de la misma, se encargaba de labores como pintar las rejas de las terrazas de las dos casas que su familia tiene cerca del consistorio de Montroi. Estos edificios cuentan con creaciones del artista en cada una de las esquinas. Desde techos de yeso pintados para que parezca la mejor de las maderas y molduras con infinidad de rasgos, pilares ornamentados para simular mármol y diseños sorprendentes, al más puro estilo Antonio Gaudí.

La «Barraca del Pintor»

Otro oficio al que dedicó Soldado parte de su vida fue el de agricultor y en sus campos también dejó huella de su creación artística. Se encargó de decorar las casetas, construyendo una de ellas como si de una barraca valenciana se tratara, en la fachada de la cual pintó una parra. La caseta se conoce como La Barraca del Pintor. El artista de Montroi también ornamentó algunas casetas de campo por encargo.