Las circunstancias han cambiado, pero la lucha continúa. Más de 250 personas desafiaron ayer la empinada senda del cerro del Puig para participar en la romería cívica que, desde hace 21 años, reivindica la rehabilitación de la ermita gótica de Xàtiva. En 2010, la presión ciudadana condujo a la administración a emprender una serie de obras para consolidar el edificio y salvarlo de la ruina. Tras un parón de más de dos años, la coordinadora Salvem el Puig demanda que se retomen los trabajos y que se complete la recuperación integral del inmueble, con vistas a que esta joya del patrimonio setabense del siglo XIV vuelva a tener uso y pueda ser visitable.

Por primera vez, el alcalde de Xàtiva participó en la tradicional romería junto a miembros de los tres partidos que integran el gobierno municipal. Quizás por eso, los organizadores constataron la mayor afluencia de los últimos años. Roger Cerdà se reafirmó en el compromiso de dar respuesta a la histórica reivindicación, mientras el consistorio busca fondos de la diputación para encarar la octava fase de restauración del edificio, dirigida a rematar el cubrimiento del conjunto arquitectónico, recuperar los muros de la casa del ermitaño y reconstruir la bóveda de crucería del acceso a la ermita. También falta adecentar y pintar el interior, reponer y restaurar los valiosos elementos escultóricos, pictóricos y cerámicos y tapar puertas y ventanas. El cálculo inicial del presupuesto necesario para culminar la intervención ronda los 90.000 euros.

«Es la hora de que la administración deje de ser un mero ejecutor para ponerse del lado de la defensa del patrimonio de todos». Cerdà trasladó la voluntad del consistorio de que, durante este mandato, la ermita sea visitable, dotada de un «uso público» que revierta «en beneficio del conjunto de la población de la Costera».

El manifiesto leído por Joanjo Antolí, integrante de la coordinadora Salvem el Puig, agradeció el compromiso municipal, pero subrayó la obligación de la entidad nacida en 1996 de mantenerse «vigilante» y de «no bajar la guardia» hasta que se complete la rehabilitación.

La insistencia de la coordinadora hizo reaccionar a las autoridades municipales hace 6 años. Bajo el mandato de Alfonso Rus, la diputación se comprometió a inyectar 150.000 euros para afianzar la estabilidad del inmueble e impedir su desaparición. Sin embargo, la plataforma lamenta el «rumbo errático» de unas obras que «han durado demasiado» y recordó que «el camino de la recuperación no ha llegado al final».