Algunas zonas de viñedo de la pedanía de Los Ruices en Requena están aplicando la técnica de la «confusión sexual» para luchar contra la plaga de la polilla del racimo, que provoca la podredumbre de las uvas. Esta fórmula consiste en el esparcimiento de feromonas que confunden a los machos y así se evita la multiplicación de las orugas. Parte de esta experimentación está subvencionada por la Conselleria de Agricultura.

Con esta medida, «además de conseguir una efectividad muy considerable, se evitan los tratamientos fitosanitaros y los consiguientes perjuicios al medioambiente», afirman expertos en la materia. El principal inconveniente de la lucha biológica contra la polilla del racimo «es que cuesta bastante más que los tratamientos con fitosanitarios», dicen los viticultores, que añaden que «los costes se reducen cuanto mayor es la superficie de aplicación».