Más de un centenar de personas respondieron ayer a la convocatoria de Iniciativa Porteña en el Horno Alto para una protesta que no sólo exigió la reapertura «inmediata y definitiva» de este monumento, que lleva cerrado a las visitas durante todo este mes por no poder pagar el seguro, sino que también censuró el abandono que sufre el patrimonio industrial.

Con la sirena de Fábrica al comienzo y al final del acto, los segregacionistas, con el concejal Sergio Paz como portavoz, empezaron por leer un manifiesto, que lamentaba que «la dinamita» tratara de «borrar la memoria y la identidad de un pueblo» durante la desmantelación hace más de 30 años de la antigua siderúrgica. Pasado este tiempo «nuestro patrimonio industrial sigue sin rehabilitar como se merece», debido a la «pasividad, el abandono y la desidia», así como a «la falta de voluntad política» ante lo cual «los ciudadanos ya comienzan a estar hartos».

Con una fundación «muerta por su asfixia económica», el manifiesto repasó los vestigios siderúrgicos que quedan en pie: «La Nave de Talleres cerrada a cal y canto, después de una inversión millonaria; los chalés de la Gerencia y el Economato se nos caen a trozos y el Horno Alto de nuevo cerrado», porque la fundación «ni tan siquiera puede hacer frente a sus obligaciones fiscales, porque los patronos llevan dos años sin pagar».

Tras esta lectura, varios asistentes tomaron la palabra para insistir en esta tesis, que defiende «una apuesta decidida, comprometida y real por el patrimonio industrial en reconocimiento y homenaje a cuantos lo hicieron posible y como legado a nuestros descendientes». Desde IP agradecieron la respuesta a la convocatoria desde colectivos sindicales, musicales, históricos y festivos.

A la conclusión de este acto de protesta, algunos voluntarios de la formación segregacionista procedieron a limpiar los alrededores del monumento tanto de basura como de «hierbajos». Y es que, según insiste Paz, «el ayuntamiento no hace ningún mantenimiento del Horno Alto, ni interior ni exterior, pese a que lo pedimos; el alcalde nos dijo que ni hablar, que era responsabilidad de la fundación».