Definitivamente Administración y religión, y más concretamente el papel de los representantes de las instituciones en actos confesionales, se ha metido de lleno en la batalla política en la ciudad de Gandia.

El grupo municipal del PP animó ayer la polémica a cuenta de la procesión de la Mare de Déu dels Desemparats que tuvo lugar la tarde del pasado domingo, acto organizado por la parroquia de la Colegiata y por la Asociación Virgen de los Desamparados.

A través de un comunicado de prensa, el portavoz del PP, Víctor Soler, acusó al departamento de Protocolo del Ayuntamiento de Gandia, que depende de Alcaldía, de «relegar» a un lugar menos vistoso en esta procesión al comisario de la Policía Nacional de Gandia, Armando Jiménez, y al capitán de la Guardia Civil de esta misma ciudad, Pedro Monleón. Soler culpó al gobierno local de Gandia de «desplazar» a «autoridades de ámbito superior», mientras «los concejales del gobierno socialista y nacionalista asumen puestos que no les corresponde».

El PP emitió esa crítica porque los mandos de la Policía y de la Guardia Civil iban unos metros por delante de los concejales y de la alcaldesa, que presidió la procesión, cuando hasta ahora todos ellos habían ido juntos al final del desfile religioso.

El gobierno local de Gandia respondió mediante otro comunicado señalando, en primer lugar, que la procesión no es un acto que organice el ayuntamiento, sino la Asociación Virgen de los Desamparados, por lo que no corresponde al consistorio determinar dónde se sitúan las autoridades que asisten. Además, añade que, previo acuerdo con el comisario de la Policía Nacional, él y el capitán de la Guardia Civil desfilaron justo delante de la imagen de la Mare de Déu, acompañando a Irene Peiró, la presidenta de la asociación religiosa que, junto a la parroquia de la Colegiata, organiza la procesión. «Protocolo municipal se limitó a colocar a los concejales y concejalas de la corporación que asistieron voluntariamente», concluye el comunicado.