Son las tres de la madrugada. Suena el teléfono. Ismael, que estaba durmiendo pero con medio ojo abierto, está esa noche de guardia y lo coge. Un vecino de Sot de Chera necesita sus servicios de manera urgente. Ismael no está allí, sino en Chera, a unos 10 kilómetros, pero él es el encargado de cubrir las dos poblaciones esa noche. Lo peor está por llegar: tiene que hacer frente a una carretera con múltiples curvas en la que en ocasiones sólo cabe un coche pese a que es de doble sentido y sin iluminación. Son alrededor de 20 minutos en los que el vecino requiere su atención; pero Ismael se juega la vida con el objetivo de llegar lo antes posible para atenderle.
Esta situación, ficticia, puede ser real cualquier noche. Ismael trabaja habitualmente en Chera, un municipio de la comarca de Utiel-Requena de unos 500 habitantes. Sot de Chera, en Los Serranos, tiene una población ligeramente inferior. Ambos comparten varios servicios de guardia y urgencias en ambas localidades. Los días pares uno se ocupa de las necesidades de los vecinos de Sot de Chera, mientras que los impares se encarga uno de Chera. Tanto unos como otros tienen el mismo problema: la carretera que los une.
Ismael Ejarque es natural de Moncada, pero lleva viviendo en Chera desde finales de 2015, cuando logró la plaza en una bolsa de trabajo. Aún así, ya ha sufrido las vicisitudes de la orografía del Parque Natural de Chera, en el que se encuentran las dos localidades. «El trazado de la carretera es tortuoso, las curvas la hacen muy peligrosa, especialmente en los tramos en que sólo cabe un vehículo. Si te llaman de urgencia, por la noche, no sabes si lo que sucede es grave, y tienes que coger el coche para llegar lo antes posible con todo el peligro de esa carretera...», explica el doctor.
Mejoras vitales
Ante este riesgo, los trabajadores de la zona piden mejoras constantes, no sólo en el firme, que sí se ha renovado, sino en el propio trazado. «Yo venía de pequeño hace 30 años, y la carretera sigue siendo prácticamente igual. Espero que los técnicos de la diputación lo comprueben y tomen alguna medida», advierte Ismael, quien junto a sus compañeros se enfrenta de momento a nuevas noches en vela en las que desea que no haya ninguna emergencia grave.
