Cinco horas duró ayer la operación de rescate de un cepo romano con 2000 años de antigüedad encontrado en agosto frente a la playa del Brosquil. Un grupo de buceadores pudo finalmente extraer y trasladar al puerto fluvial la pieza, que formaba parte de un ancla y que es la cuarta de similares características que se halla en la bahía de Cullera. Tras ser restaurada, podrá ser exhibida en el museo ubicado en las instalaciones del castillo medieval.

Las tareas se han alargado más de lo previsto debido al peso del cepo, estimado en más de 300 kilogramos. Esto ha impedido cargarlo en la Zodiac preparada para al efecto, lo que ha obligado a una patrullera de la Guardia Civil a arrastrarlo cuidadosamente hasta el puerto, operación que se ha prolongado durante cerca de tres horas. La pieza se encontraba fondeado a 27 metros de profundidad a 10 millas de la costa. Allí fue fue descubierto por Jorge Murcia, vecino de Benifaió. El director del Museo Municipal de Historia y Arqueología de Cullera, Enrique Gandía ha destacado la importancia histórica del hallazgo. «Su valor histórico es incalculable», sentenciado. Las primeras inspecciones han aportado datos interesantes sobre el cepo, de dos metros de longitud. Se cree que pudo formar parte de un barco romano de la época imperial de 50 metros de eslora. «Creemos que perteneció a una galera romana de transporte muy grande», ha precisado el arqueólogo municipal de Cullera.

El navío podría haber fondeado en el Portum Sucrone, en la Cullera romana, allá por el siglo I o II después de Cristo, época en la que esta zona registró una importante actividad portuaria. Ahora se inicia el proceso de recuperación de la pieza. El primer paso es adaptar el cepo a sus nuevas condiciones. Para ello, tendrá que pasar un mínimo de tres meses en una bañera de agua salada, ya que al extraerla del mar se inicia un proceso de degradación que hay que minimizar. Luego se le aplicará un tratamiento para restaurarla y, finalmente, se expondrá en el Museo Municipal de Historia y Arqueología ubicado en el Castillo de Cullera. El cepo encontrado frente al Brosquil representa, a juicio de Gandía, «un guiño» sobre el potencial arqueológico de ese enclave marino. Entre los componentes de la expedición de rescate se encontraban los miembros del Centro de Buceo Delfín de Cullera, con su presidente José Puig al frente, un grupo de árqueólogos y la directora del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunitat Valenciana, Asun Fernández.