La magia de la luz logra convertirse en proyección única si procede de la compañía de sombras Avoramar de Sagunt, un colectivo que nació de un programa municipal para integrar a los discapacitados psíquicos y ahora ha visto cómo a nivel nacional se premiaba su trabajo teatral.

Su singularidad en la escena le ha permitido que su último montaje, La Isla de Miranda, lograra ayer una mención especial en el Teatro María Guerrero Madrid, sede del Centro Dramático Nacional, por ser una propuesta innovadora de puesta en escena, que combina el teatro clásico con la visión más contemporánea de las artes escénicas.

Este último reconocimiento se suma a los cuatro conseguidos en sus anteriores montajes de esta trilogía Shakespiriana. «Lograr un premio de teatro a nivel nacional es un verdadero éxito, desde el principio quisimos dar visibilidad a la discapacidad y ahora hemos logrado un premio puramente teatral, con lo cual el objetivo está más que cumplido», afirmaba Mariola Ponce, desde la dirección de Teatres de la Llum.

La combinación del clásico, la singularidad de la puesta en escena y el espectacular trabajo de los actores en escena forja una propuesta dramática sólida que reclama, una vez más, mayor visibilidad para una compañía que surgió hace cinco años gracias al proyecto Comenius Regio «Discapacidad y ciudadanía Europea», entre Sagunt y la ciudad francesa con la que está hermanada, Millau.

El colectivo nació bajo la dirección de Mariola Ponce y Vicent Ortolá de Teatres de la Llum y la colaboración audiovisual de Christian Feijóo, y ha contado desde su nacimiento con el compromiso y el impulso del área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Sagunt. Un empuje que ha posibilitado que Avoramar sea visible en el mundo cultural de Sagunt y ahora llegue a ser un referente a nivel nacional .

La mención de teatro nacional será para todo el equipo de La Isla de Miranda, desde sus actores Rosana Arroyo, Angel Berman, Sergio Castro, María Marzal, Ana Clemente, Laura Díaz, Sergio Escutia, Ruth González, Vicente Julian Morales, Adrián Muñoz, Lorena Remón, Tania Rodríguez, Enric Sánchez, Ramón Zamorano y Alicia Zaragoza; al Centro Ocupacional Sant Cristòfol de Sagunt para alumnos discapacitados, que ha realizado todas las labores de atrezzo; así como la realización audiovisual de la mano de Christian Feijóo y los directores Mariola Ponce y Vicent Ortolá de Teatres de la Llum.

La soledad

La Isla de Miranda llega después de dos obras creadas también con la mirada puesta en Shakespeare. Si en Romeos&Julietas subieron a escena el tema de los amores imposibles, en Enfadados con Shakespeare optaron por la incomprensión y la falta de reconocimiento de una sociedad que da la espalda al colectivo de discapacitados, pero donde el teatro, como lenguaje universal, puede romper todas las barreras de comunicación.

En su nuevo montaje, estos jóvenes discapacitados, muestran su personal visión de la soledad, una situación en la que, a veces, se ven empujados a vivir, pero que no les impide tener una visión optimista y contagiosa llena de alegría y de vida.