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Tienda online

Ventana virtual a la clausura

Las dominicas de Xàtiva emplean las nuevas tecnologías en todo el proceso de creación y distribución de sus productos

Ventana virtual a la clausura

Como en el scriptorium perfectamente organizado de El nombre de la rosa, las 13 religiosas que custodian el monasterio de Nuestra Señora de la Consolación de Xàtiva se reparten concienzudamente el trabajo diario. Forman una cadena de producción eficiente que se ayuda de tecnología moderna para atender una vasta variedad de pedidos que hay que fabricar y vender. La especialidad tradicional de las dominicas son los bordados y estampados exclusivos, pero la comunidad ha ido ampliando su espectro de mercado.

Ora et labora. No todo es paz, silencio, estudio y recogimiento tras los muros de este convento fundado en 1520. En el taller, cuatro monjas dedican buena parte de la jornada a la confección. En un pasado trabajaban para casas textiles. Hasta que decidieron independizarse y se constituyeron en autónomas. Como buenas emprendedoras, lo primero fue modernizar el taller. La madre superiora, Áurea Sanjuán, hizo un curso en Barcelona para aprender a manejar un programa informático que, a través del ordenador, permite a las religiosas escanear y trasladar a una máquina de bordado los diseños echos a mano.

La comunidad dispone de una web desde hace años y diversas hermanas se manejan en las redes sociales y divulgan sus reflexiones religiosas a través de blogs virtuales. Pero faltaba un paso más en la era milenial. El 12 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de la imagen titular del convento, la Virgen de la Consolación, las dominicas abrieron una tienda online. «Teníamos una página en Facebook para mostrar lo que hacemos, pero queríamos estar legalizadas y el informático nos recomendó crear una plataforma virtual», cuenta la priora, Sor Isabel. La web ofrece un amplio catálogo de los trabajos que atesoran las monjas. Entre los artículos más demandados, sobresalen las bandas y banderines falleros, los complementos para las fiestas de Moros y Cristianos, los estandartes de cofradías o los escapularios. Las religiosas más mayores se encargan de las manualidades y la artesanía. Pueden adquirirse desde casullas y pinturas religiosas, hasta rosarios, «scrapbooks» „álbums personalizados„, artículos de goma eva o bisutería. Aunque las hermanas mantienen la actividad de bordados y las encuadernaciones, son trabajos muy costosos. «Estamos haciendo cambios para dedicarnos a cosas más sencillas», recalca Isabel. El convento también sufre la falta de vocaciones. La comunidad se ha reducido en número „hace seis años eran 16„ y algunas de las monjas son muy mayores. También han dejado de fabricar cerámica. «Cuesta demasiado esfuerzo», observa Sor Áurea.

El taller no es un gran negocio, pero permite paliar la necesidad de ingresos de la comunidad, volcada con los menesterosos más tocados por la crisis, a quienes ofrece comida y acogida diaria. A parte del sustento económico, la priora subraya el carácter «terapéutico» del trabajo. «Quien no trabaje, que no coma», dijo San Pablo.

La tienda online es «una puerta al exterior» (sin salir de la clausura, puntualiza Isabel) que permite ampliar la cartera de clientes y facilita los pedidos „el mínimo es de 15 euros„ sin la necesidad de acudir al convento, que no dispone de tienda física. A través de un proveedor, en la plataforma también se venden regalos de comunión para las parroquias y todo tipo de detalles para bodas.

La madre superiora, activa en Facebook y blogger, invita al usuario de la web en su carta de presentación a «escuadriñar lo que pasa dentro» de la «plural» comunidad del convento. La página es «una mirilla que nos facilita conocer y contactar con lo que está y vive al otro lado de nuestros muros. Nos interesa y preocupa vuestro mundo, que es también el nuestro», reflexiona Sor Áurea. Toda una declaración de intenciones.

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