En la comarca Requena-Utiel aumenta el numero de viticultores interesados en aplicar en sus parcelas de viña la técnica de confusión sexual para controlar la plaga de la polilla del racimo, que provoca en años de mayor humedad importantes mermas en las cosechas de uvas por podredumbre del fruto. Un importante proyecto contra la plaga se está desarrollando en la pedanía de Los Ruices en el municipio de Requena, en el que participan las dos cooperativas vinícolas de la localidad. El mismo se está aplicando en una superficie de viñedo de 613 hectáreas de extensión, en la que se cultivan uvas de las variedades Bobal, Garnacha, Tempranillo, Plantanova y Macabeo, entre otras. Para desarrollar el proyecto cuentan con el asesoramiento de la empresa de servicios agrícolas La Campesina de Requena, que cuenta con casi veinte años de experiencia en la aplicación de la mencionada técnica. Además está supervisado por la Conselleria de Agricultura y concretamente por Vicente Badía, ingeniero técnico agrícola del Servicio de Sanidad Vegetal. La técnica de confusión sexual consiste en la difusión de feromonas para confundir a los machos y de esta forma evitar la proliferación de las polillas.

Según explicaron agricultores y técnicos que participan en la iniciativa «se están consiguiendo resultados sorprendentes, mucho mayores que los que se consiguen mediante tratamientos a base de productos químicos y además de una forma mucho más respetuosa con el medio ambiente».

El único problema para los viticultores, es el elevado coste que lleva aplicar la técnica y por este motivo consideran que la Generalitat «debería subvencionar el tratamiento».

El mejor resultado de la técnica de confusión sexual es que al evitar la podredumbre de las uvas, mejora notablemente la calidad de los vinos, según explicaron técnicos en enología. La lucha biológica contra la polilla del racimo cuesta bastante más que los tratamientos con fitosanitarios pero los costes se reducen cuanto mayor es la superficie de aplicación. Estas técnicas de confusión sexual vienen ensayándose en España, de forma experimental, desde los años 90 en diferentes regiones vitícolas como Extremadura, Galicia, La Rioja, Castilla-La Mancha y Cataluña con resultados satisfactorios y en la mayoría de los casos mejores que los métodos químicos de lucha contra la plaga de la polilla. También se han conseguido conclusiones muy positivas en otros países europeos como Alemania, Suiza e Italia, donde también se ha aplicado esta técnica de agricultura biológica.