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La Casa de Camp

La ruina de una masía histórica en Llíria

La falta de un uso adecuado ha dejado a este elemento arquitectónico del siglo XVII indefenso a merced del expolio y el vandalismo

La ruina de una masía histórica en Llíria

La masía de la Casa de Camp, fundada por la cartuja de Portaceli en el siglo XVII, se encuentra en el término municipal de Llíria y es la más antigua y monumental. Construida sobre una parcela de 12.480 metros cuadrados, cabe destacar el gran valor etnográfico que tiene, ya que constituye una gran propiedad agropecuaria: entrada monumental con arcos, residencia señorial, casa de los masoveros, almazaras, bodegas, extensas cámaras para almacenar las cosechas, horno moruno, eras de trillar, pajares, cuadras para el ganado de trabajo, corrales para el rebaño, aljibes de gran capacidad...

Esta masía, desamortizada en el siglo XIX pasó a manos privadas, pero en el siglo XX la adquirió la administración estatal para transferirla posteriormente a la Generalitat Valenciana en 1985, que unos años después la cedió gratuitamente a una empresa privada. El Ayuntamiento de Llíria catalogó y protegió la masía en 1985 y después la compró en 1998. La desidia, el abandono y el poco interés que desde entonces han demostrado todas las corporaciones municipales que han gobernado Llíria desde hace 18 años, ha dado como resultado que actualmente la Casa de Camp sea una ruina y una vergüenza para todos. Cuando no se le busca un uso razonable a un edificio histórico como el de la Casa de Camp y se le abandona a su suerte, ocurre lo que ha pasado: el vandalismo, el saqueo y el expolio de unos edificios aislados a los pies de la Serra Calderona estaba asegurado.

La obligación del Ayuntamiento de Llíria como propietario de un bien protegido era haberle buscado un uso y haber conseguido ayudas y recursos en otras administraciones o en la empresa privada, ya que a solas no podía hacer frente a su mantenimiento y restauración. Pero se optó por no hacer nada de todo esto y abandonar la propiedad.

En el año 2004 ya eran bien visibles las condiciones lamentables en que se encontraba la masía por la desidia y el vandalismo producido en años anteriores. Pero su proceso de degradación continuaría en los años posteriores hasta límites impensables, saqueando hasta la parte arquitectónica de los edificios, cortando vigas de madera y hundiendo los techos y tejados. Han expoliado todo lo que tuviera un interés económico o para los anticuarios. Además, en varias dependencias hay tejados que se están desplomando. Es verdad que puertas y ventanas de la parte baja se tapiaron y se pusieron puertas de metal que también las arrancaron y se las llevaron.

Ahora habría que ver qué podemos salvar de la masía considerando que hay dependencias imposibles de recuperar y darle un uso adecuado: albergue rural, granja escuela, turismo rural, aula de naturaleza... Su situación geográfica y buena comunicación debería de facilitar su recuperación. Nunca más se debería de repetir el mal ejemplo de la Casa de Camp. La misión de los ayuntamientos es dar ejemplo y preservar en condiciones el patrimonio público y más aún si anteriormente lo habían protegido.

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