El Secretario Autonómico de Medio Ambiente Julià Álvaro calificó el pasado 28 de enero con motivo de una visita a Villar del Arzobispo de «abiertamente preocupantes» y «muy altas» las mediciones realizadas por la inspección de la administración autonómica para determinar la calidad del aire que respiran los vecinos de esta población valenciana.
Tras las quejas de entidades cívicas y ecologistas como Por una Serranía Viva y Ecologistas en Acción, y por la presión política del propio equipo de gobierno villarenco —Villar Puede, IU y PSOE—, la Conselleria de Medio Ambiente «instaló hace unos meses en la zona del Centro de Salud una estación de control para medir la calidad del aire» y ahora «se va a instalar otra en la zona del matadero», mencionó el alto cargo autonómico.
El resultado fue que las mediciones en el Centro de Salud «estaban dentro de los parámetros legales pero eran abiertamente preocupantes y muy altas», subrayó Julià Álvaro en su intervención en la III Jornada sobre Minería y Economía Sostebible celebrada recientemente en esa localidad.
Según el dirigente ecologista, para analizar el problema de la minería en Villar del Arzobispo, «no tenemos que hablar sólo de medio ambiente sino que estamos hablando de algo más amplio, estamos hablando de la salud de las personas».
Ante este tipo de actividades económicas, reflexionó «está en juego nuestra calidad de vida y nuestra salud», frente a los inputs positivos que generan las explotaciones mineras como «los puestos de trabajo» y la riqueza. Ello aseveró, produce «un conflicto» entre «determinados intereses generales» y ciertos «intereses particulares».
«200 y 300 camiones al día»
Por su parte, el concejal de minas y medio ambiente de Villar del Arzobispo, José Vidal Balaguer, que también participó en esta jornada, remarcó que hay «un conflicto que enfrenta por una parte el trabajo y el pan con el que comen muchos villarencos desde hace muchos años» en las minas; y por otra parte, «eso no puede estar reñido con la salud» sobre todo con las afecciones respiratorias generadas «por el polvo en suspensión».
Sin embargo, para José Vidal Balaguer, la actividad extractiva también produce otras molestias en el pueblo. «Hay vecinos que sufren mucho con el tráfico pesado de Villar, no en vano, calculamos que pasan entre 200 y 300 camiones diarios por dentro del pueblo y por la zona escolar, con el riesgo que eso conlleva».
En este sentido, el regidor de Podemos —que fue alcalde a principios de legislatura en virtud del acuerdo de gobierno con el resto de fuerzas de izquierdas locales—, recuerda que también han pedido a la Generalitat y la Diputación que construya un nuevo vial para desviar el tráfico pesado del pueblo, pero no ha tenido apoyo.
