Romero y Sabina tendrán una nueva vida gracias a los vecinos de Benagéber. Se trata de dos burros que fueron retirados a su dueño por una denuncia de maltrato animal cuando estaban en un estado prácticamente terminal. Estaban bajo supervisión del juzgado y si no encontraban a alguien que los adoptara su destino más probable sería que los sacrificaran. Pero los vecinos de Benagéber lo han impedido: los han adoptado.

La iniciativa surgió a través de la asociación El Refugio del Burrito, que llevó a cabo las gestiones para salvar a los dos animales. Esta entidad ya ha conseguido, en sus poco más de siete años de andadura, cerca de 9.500 apadrinamientos de ejemplares de una especie a la que los nuevos tiempos le han hecho mucho daño.

Tradicionalmente empleados como «herramientas» para el trabajo en el campo, la despoblación y la maquinaria agrícola han desplazado a los burros. Su falta de utilidad y el alto coste de mantenimiento han provocado que crezcan los abandonos y el maltrato de estos animales.

Romero y Sabina, como los han nombrado por sugerencia popular, han comenzado a aclimatarse a la que ya es su nueva casa y, en los próximos días, los vecinos esperan que puedan dar sus primeros paseos por la montaña.