La dejadez de las administraciones y el Arzobispado durante más de 30 años han provocado que la iglesia más emblemática de Utiel, de donde precisamente es el arzobispo Antonio Cañizares, se encuentre en una situación «dramática». Así lo denuncia la Asociación Cultural Serratilla, que ha vuelto a reclamar la restauración de la cubierta y la bóveda del templo de Nuestra Señora de la Asunción, considerado una «joya del tardogótico», ante el riesgo de desplome evidenciado por distintos informes arquitectónicos. De hecho, el templo permanece cerrado al culto y a visitas turísticas o culturales desde hace cuatro años por ese motivo.

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Utiel, construida en el siglo XVI, es reconocida por los expertos como uno de los máximos representantes en València del estilo tardogótico, caracterizado por su crucería con formas complejas y la utilización de columnas y pilares con nervaduras torsas o helicoidales.

No obstante, desde que se presentó por primera vez la petición para que fuera declarada Bien de Interés Cultural en 1983 (entonces al Ministerio de Cultura), no fue hasta 2008 cuando se obtuvo tal distinción por parte de la Conselleria de Cultura.

Problemas estructurales

Según relata la Asociación Cultural Serratilla, desde el inicio se pretendió realizar toda esta tramitación con carácter de urgencia por los evidentes problemas estructurales que sufría el templo, entre ellos el de la bóveda y su crucería gótica con peligro evidente de desplome.

En 2013 la Generalitat Valenciana reparó una amplia grieta frontal de la iglesia, pero no se abordó el deterioro de la bóveda, pese a que la misma oficina de arquitectura que se encargó de las obras emitió un informe en el que advertía del riesgo de rotura de sus arcos «en el caso de una carga de acción no permanente como puede ser la nieve». Por suerte, la fuerte nevada que cayó el pasado pasado mes de enero no tuvo tal efecto, aunque el riesgo parece que fue evidente.

Ahora se está a la espera de unas obras a cargo del Ministerio de Fomento para fortalecer la cimentación del edificio, pero ninguna institución tiene en cuenta todavía la bóveda. «Las vigas no aguantan más. La iglesia no admite esperas. Que se pongan de acuerdo para solucionarlo», reclama José Alabau, historiador de Serratilla.