La decisión de la Conselleria de Medio Ambiente de autorizar el incremento por cuatro del ritmo de llenado del vertedero de Pedralba no ha sentado bien en el seno del ayuntamiento de este municipio de los Serranos. Y más aún cuando la misma administración autonómica fue la que paralizó hace más de año y medio la variante sur aprobada por la Diputación de València que debería desviar el tráfico pesado del casco urbano pedralbino. «Los mismos que traen más basura a Pedralba -en referencia a la conselleria- nos dejan sin variante», criticó ayer en declaraciones a Levante-EMV la primera teniente de alcalde, Inmaculada Carsí.

La respuesta por parte de la dirigente popular se produjo ayer después de recibir numerosas protestas de los vecinos que, tras conocer la información publicada ayer por este diario, mostraron su disconformidad al consistorio. No obstante, Carsí recordó que el ayuntamiento no es el responsable de esta decisión ya que ni siquiera es el propietario del vertedero de residuos no peligrosos sito en Pedralba, sino que éste es Girsa, una empresa mixta coparticipada por la Diputación de València.

Hasta el momento, esta planta podía recibir hasta 25.000 toneladas de residuos al año. Ahora la Conselleria de Medio Ambiente ha concedido la autorización ambiental integrada a la compañía público-privada para que incremente el ritmo de llenado de los depósitos hasta las 96.000 toneladas de basura al año.

Según señaló Carsí, los planes de Girsa en esta instalación van todavía más allá, ya que la empresa gestora de residuos habría solicitado ampliar su capacidad de almacenamiento. No obstante, el alcalde, Roberto Serigó, señaló que «mientras el vertedero esté controlado no debería haber ningún problema».

Veinte meses paralizada

Y la llegada de más basura al término municipal se junta con la paralización de la variante sur, una carretera aprobada por la diputación y que inclusó contó con el respaldo de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, que aprobó la expropiación forzosa urgente de los terrenos para iniciar su construcción. Ese mismo día, en febrero de 2016, Medio Ambiente paralizó temporalmente el proyecto por afectaciones al Parc Natural del Túria, situación en la que aún se encuentra 20 meses después.