Se cumplió la tradición y Villar del Arzobispo volvió a convertirse en la máxima expresión del Carnaval, festejo que en 1982 recuperó una tradición ancestral de la población.

El viernes por la tarde, desfilaron las "botargas" con el objetivo de provocar a la gente , ocultándose bajo un atuendo común a todos y creado con prendas del hogar: sábanas, cestas y almohadas. El grupo de botargas desfiló por las calles del pueblo acompañadas de una batukada. También les acompañó, como marca la tradición, el "Tio de la higuica", un señor vestido a la antigua usanza que sujeta un higo seco atado a una especie de caña de pescar, mientras que con la otra mano le pega con un palo para que los niños que se la querían comer no la pudieran alcanzar.

Concurso de murgas

El viernes por la noche, bajo un frío intenso, se celebró el XXXII Concurso de Murgas.del Carnaval de Villar del Arzobispo, una de las señas de identidad de la Fiesta y uno de los actos más esperados y divertidos de todo el Carnaval. Indumentaria extravagante, ingenio y sátira y crítica para todos. Este año participaron 6 murgas con la incorporación de la nueva Kapejota. Las participantes fueron: Kapejota, Solfateados, Solfateadas, Kai Kai, Descarás y Mematenami. El evento cumplió con creces todas las expectativas.

Desfile de Carnaval

El sábado por la tarde, a primera hora, más de 2000 participantes se daban cita en la sede de la Asociación del Carnaval para iniciar el gran desfile. Un jurado conformado por 6 personas vinculadas al Carnaval o aspectos del mismo, serían las que tendrían la difícil misión de impartir los premios. Aspectos como la indumentaria, maquillaje, originalidad, etc. conformaban las plantillas firmadas por los miembros encargados de otorgar los galardones del desfile. Éxito notable del gran desfile.

Quema del Chinchoso y entierro de la Morca

Terminado el desfile, y también desde la sede de la Asociación del Carnaval, la Comisión de Fiestas, que este año habían decidido tematizarse de Elfos , procedían al tradicional "Correfoc + Quema del Chinchoso". El personaje del chinchoso, es un muñeco a escala natural que toma la figura de una persona (nacional o internacional) que represente los valores más negativos mostrados en sus acciones, "honor" que este año recayó en Carles Puigdemont .

Y por último, significar que en Villar del Arzobispo no hay sardina para enterrar. Como buen pueblo de interior y genuíno en sus tradiciones, lo que se entierra es La Morca (morcilla gigante), típica de la gastronomía autóctona y que cada año, se caracteriza de manera sincronizada con la temática indumentarística elegida por la Comisión de Fiestas. Y así fue. A medianoche, con un desfile de antorchas que abrió la comitiva, fue llevada en andas por miembros de la Comisión y acompañada por un grupo (este año fueron tres) de plañideras (lloronas de funeral) y una pequeña banda de música que interpretó la melodía típica del entierro con dos ritmos, uno lento y otro frenético con el que se zarandea enérgicamente a la Morca hasta llegar a la puerta del la sede de la Comisión, donde fue incinerada acompañada de un gran castillo de fuegos artificiales.

La Morca constituye, junto a las botargas , el Concurso de Murgas y el Chiinchoso, la principal seña de identidad de los Carnavales de Villar del Arzobispo, que ya piensan en la edición de 2019.