La tradición festiva valenciana está ligada a la pólvora. Y dentro de ese idilio con la pirotecnia resuenan las cordaes. Algunas de ellas adquieren una gran dimensión, como las de Paterna, Bétera, Riba-roja de Túria, Mislata, Picanya o Burjassot. Sin embargo, en la comarca de la Hoya de Buñol-Chiva hay una -con tradición centenaria según las fuentes orales- que sobrevive año tras año. Se trata de la cordà de Alborache, un municipio de poco más de 1.000 habitantes, donde algunos de sus vecinos acaban de constituir una asociación -Coheteros de Alborache- para conservar y promocionar su acto festivo.

Según aseguran desde esta nueva entidad, la iniciativa ya cuenta con el apoyo de su ayuntamiento y de representantes de todos los partidos políticos presentes en la corporación local. Ahora, los siguientes pasos que anuncian son lograr una «mayor implicación de las mujeres en la fiesta» y «transmitir a los más jóvenes el espíritu de esta celebración y así asegurar su continuidad en el tiempo».

Para ello, ya han organizado en el municipio distintas jornadas formativas para obtener la certificación como expertos para la manipulación de material pirotécnico, en las que se han acreditado más de 60 personas para poder participar en verano en la cordà. La asociación incluso se plantea instaurar en el futuro una cordà infantil, en la que también puedan participar niños y jóvenes, siempre que estén acreditados con los correspondientes permisos.

Histórica y particular

Los orígenes de la cordà en Alborache, según narran desde la asociación, datan de hace más de 100 años. Según explican, los mayores del lugar recuerdan anécdotas de cuando estos actos se celebraban en la segunda década del siglo XX. Sin embargo, la destrucción de los archivos locales durante la Guerra Civil impiden documentar la fecha exacta, ya que en los documentos anteriores no aparece mención alguna a esta tradición festiva.

Lo que sí se mantiene es la forma en que se tira la cordà: Los cohetes se encuentran colgados de un cañizo que se desplaza mediante una cuerda en un carro desde el balcón del ayuntamiento a lo largo de la calle principal. Esa cuerda es la que daba nombre -la cordà- a una fiesta de la que han surgido numerosas variantes. Pero Alborache todavía mantiene ese estilo particular y tradicional, y sus vecinos quieren que siga siendo así durante muchos más años más.