Arturo Ruiz, El Verger

Nunca es tarde si la dicha es buena. Los trabajos arqueológicos que al fin se han podido realizar junto a la Torre de la Cremadella de El Verger, un magnífico edificio de finales del siglo XIII catalogado como BIC (Bien de Interés Cultural), han sacado a la luz los restos de un asentamiento hasta el momento desconocido de la época de la Reconquista.

No obstante, no han sido unas excavaciones fáciles: primero fue necesario que el Ministerio de Fomento paralizara el trazado de la variante entre El Verger y Ondara que no sólo amenazaba a la propia torre sino también a los vestigios arqueológicos de cuya existencia había datos desde septiembre de 2003: entonces, los arqueólogos Josep Antoni Gisbert y Joan Pastor realizaron un informe que ya presuponía la existencia de importantes restos históricos. De hecho, fue la lucha del Museo Arqueológico de Dénia, que dirige Gisbert, así como del actual propietario de la torre, Jaume Morell, la que hizo posible que después de interminables litigios Fomento paralizara los trabajos y estudiara un nuevo trazado que no destruyera los vestigios históricos. Eso fue en verano de 2004. En abril de 2005 comenzaron los trabajos.

Y en apenas unos meses, los mismos han dado un estimable resultado. Entre otras cosas, han permitido establecer que la torre era efectivamente de finales del siglo XIII y que a su vera se desarrolló un asentamiento hasta ahora desconocido que floreció en los primeros tiempos de la Reconquista, más o menos en la misma época en la que se fundó la villa de Pego. En las excavaciones, ha surgido una planta entera de una casa de esa época, con un patio utilizado para el ganado y un hogar donde vivían, comían y dormían sus habitantes.

A pesar de que estamos hablando de la época en la que las huestes cristianas ya habían llegado a la Marina Alta, hay elementos de continuidad con la era islámica. De hecho, aunque sólo sea una hipótesis, es posible afirmar que la población del nuevo asentamiento era musulmana, aunque la torre perteneciera a un señor feudal cristiano. En la Cremadella se han encontrado además restos de cerámica andalucí de los siglos XIII y XIV. Por último, la tipología de la casa hallada es parecida a otras de la zona: unas aún de origen islámico, como las de la Cairola, en la Vall d$27Ebo (siglos XI-XII); las otras ya cristianas: las de l$27Atzuvieta, en la Vall d$27Alcalà (XIV-XV) y las de la Penya Roja, de la misma época y recientemente destruidas por el proyecto urbanístico de Penya Roja.

¿Cuál fue su destino?

Otro aspecto importante de los trabajos ha sido certificar que el asentamiento se constituyó justo al lado del camino de la Cremadella, antigua vía de comunicación romana entre La Safor y La Marina. Este núcleo urbano rivalizaría en su momento en importancia y dimensiones demográficas con el actual de El Verger y es ahí dónde surgen las preguntas: ¿Por qué el actual municipio prosperó y el de la Cremadella desapareció? No hay una respuesta concreta, aunque tampoco fue una circunstancia extraña para la época: otros muchos asentamientos pilotos impulsados por señores feudales en el momento de la conquista cristiana también desaparecieron, como sucedió en Calp con la villa d$27Ifach, recientemente excavada.

De cualquier manera, en el caso que nos ocupa en El Verger, las explicaciones no están claras. Puede ser que dos núcleos urbanos tan próximos no pudieran prosperar a la vez. Otra explicación podría estar escondida en el propio topónimo cristiano de la Cremadella, muy parecido por ejemplo al de Torrecremada en Dénia, y que aludiría a que el asentamiento fue quemado de manera fortuita o intencionado. Misterios de la historia aún no descubiertos.

En cambio, lo que gracias a los expertos sí que se sabe ya de forma rotunda es que este binomio torre-asentamiento, muy común en otras geografías, era prácticamente desconocido en la Marina Alta. Sólo existiría el antecedente de época andalucí de Benimarmut, en Pedreguer. Esta circunstancia es la que según Gisbert «le da un gran valor a los trabajos desarrollados en la Cremadella, que han contribuido de forma imprescindible a enriquecer la historia de El Verger».