Francesc Arabí, Valencia

Un dirigente comarcal llamó a uno de los aspirantes a secretario general del PSPV para confesarle por lo bajini, con mucha discreción, que con independencia de la correlación de fuerzas que se dibuje en el congreso, él estará a su lado de forma inquebrantable. El aspirante en cuestión, visto el fervor con el que le prometió lealtad, lo tiene contabilizado como propio. El problema es que esa misma maniobra, la de susurrar su amor al oído, la ha ejecutado con otros dos aspirantes. La anécdota resulta muy reveladora sobre el grado de fiabilidad que tienen las cuentas de cada candidatura. Es lo que sucede cuando existe una mayoría amplia del cuerpo electoral de 565 delegados (el plenario del congreso) que no tienen atado su futuro político-laboral a ninguno de los candidatos. Es lo que ocurre cuando se trata de suplir a una gestora y nadie parte desde una posición de control de las nóminas, como es el caso del presidente Francisco Camps en el PPCV.

A una semana de que los socialistas elijan a su secretario general, el panorama parece que se va clarificando, a poco que se desbrocen las fanfarronadas y poses. Los cinco aspirantes ya son cuatro. El presidente del partido en Valencia, José Luis Ábalos, comparece hoy para anunciar lo que estaba cantado: que se retira. Como ya adelantó este diario tras la elección de los delegados en Valencia -donde Ábalos sufrió un serio revés en su agrupación-, el aspirante se inclina por apoyar a Jorge Alarte.

El mediador trasquilado

Ábalos abandona la carrera porque "yo me presenté para ser secretario general y no voy a reunir los avales necesarios para ser candidato; cada día que pasa es más difícil conseguirlos". Una explicación tan sencilla como sincera. "Desde el primer día he mantenido el discurso de superar frentismos, lejos de tonos beligerantes, por convicción, no por tacticismos, porque entiendo que el partido no está para exclusiones", explicó Ábalos, quien se considera como quien intenta mediar en una reyerta y recibe puñetazos de todos lados.

Con cuatro en la carretera y un acuerdo ya medio esbozado entre Ximo Puig y el dúo Romeu-Noguera, lo que queda de la plataforma Socialismo y ciudadanía, impulsada por Leire Pajín, se reunió ayer, al igual que los municipalistas de Castelló, para decidir recoger avales en blanco y retenerlos hasta el final. Para usarlos en favor del gran pacto en torno a un candidato único. Pero buena parte de los dirigentes de esa plataforma ya han entregado su aval al alcalde de Alaquàs. Por ejemplo, el líder del partido en Alicante, Roque Moreno, y la mayoría de l'Alacantí o el propio alcalde de Elx, Alejandro Soler, mano derecha de la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín. Al encuentro, una paella en l'Alqueria d'Asnar, acudieron dirigentes de las comarcas de Alicante, pero hubo ilustres bajas como la de Ciprià Ciscar. La docena de avales controlados por alcaldes sobre los que tiene ascendente (Aldaia, Paiporta o Picanya) tardarán en decantarse, si lo hacen.

Hablar pero a partir de proyectos

El tercer espacio que conforma Francesc Romeu, al que ha sumado Noguera, reivindica ante Madrid su derecho a existir. La candidata ya ha trasladado a Pajín en una reunión su petición de que Ferraz deje de condicionar el proceso y la voluntad de los delegados. Además, insistió en que para hablar hay que hacerlo desde planteamientos políticos y proyectos y los de Jorge Alarte se desconocen, dicen desde esa candidatura.

Romeu insistirá hoy en esa misma línea en los encuentros que celebrará con José Blanco y Leire Pajín, quienes impulsan un gran pacto entre el bloque de Alarte y el de Puig. Quieren que Romeu y Noguera se alineen con Alarte para que Puig se vea forzado al acuerdo y en condiciones de debilidad. Romeu defenderá su derecho a intentar alcanzar los avales necesarios para presentarse.