Carles Ferris*

El río Serpis nace en Alcoi y desemboca en Gandia, tras recorrer 50 kilómetros por parajes de gran valor ecológico y cultural. Durante casi un siglo el río tuvo como compañero de viaje a una línea de tren que enlazaba ambas poblaciones. Tras su desaparición en 1969, la antigua vía férrea, se convirtió en una ruta ciclista y senderista que nos muestra el pasado de esta línea de tren y nos ofrece paisajes agrestes que se suceden desde la montaña alicantina a las huertas de la Safor.

De todo el trazado del tren, es especialmente adecuado para caminar el tramo entre l'Orxa y Villalonga siguiendo el camino que realizaba el Trenet dels Anglesos, una línea ferroviaria que fue construida por una compañía británica en 1893 para enlazar Alcoy con Gandia, facilitando las exportaciones textiles y papeleras alcoyanas a través del puerto de Gandía. La línea férrea estuvo operativa hasta finales de los 60, retirando sus traviesas y raíles, e incluso se desmanteló algún puente, pero se mantuvo el firme por donde discurría el tren, conservándose también los túneles, apeaderos y algunas construcciones asociados a la vía.

La Generalitat Valenciana declaró en abril de 2007 el cauce del río Serpis y su entorno, como "Paisaje Protegido" un amplio territorial fluvial de unas 12.000 hectáreas que abarca 19 municipios de las comarcas de l'Alcoià , el Comtat y de la Safor. La Conselleria de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica en colaboración con los Ayuntamientos han puesto en marcha diversos proyectos de recuperación del paisaje fluvial y puesta en valor de sus recursos mediante itinerarios y programas de interpretación ambiental.

Rafael Cebrián, del Centre Excursionista de Valencia, ya en los años 50 recorría estos parajes, y nos describe este entorno natural en su libro "Montañas Valencianas": "El recorrido es sencillo y agradable, acompañando al río por un paisaje angosto y recortado que las aguas han labrado a su paso. El Serpis culebrea entre dos sierras que constriñen su curso a un estrecho corredor bajo la Safor, y a escasa altura sobre el nivel del mar, forzando la apretura de los montes para abrirse a la planicie huertana de GandiaÉ". Estas montañas han sido escuela de montañeros de la Comunitat Valenciana, que han ascendido a sus cumbres, realizado duras travesías descubriendo los encantos de estas mágicas montañas, siguiendo los antiguos caminos de los pastores, nevateros y habitantes de la sierra.

El final del Estret desemboca en la huerta de Villalonga, continuando hacia Gandia por Potries, Beniarjó, Almoines, etc.. La Font de la Reprímala, situada en las cercanías del río Serpis, es un lugar adecuado para observar el impresionante Circo de la Safor con sus 1.101 m de altitud. José Soler Carnicer, excursionista del CEV y escritor de turismo nos describe este circo: "Las características casi pirenaicas de este Circo de la Safor, que se abre en abanico, formando una angosta herradura, cuyas paredes son enormes crestones de roca, provocando la admiración al contemplar este magno anfiteatro, rematado por colosales murallas rocosas..".

El recorrido, a pie, de l'Estret de l'Infern y al Racó del Duc,es un libro abierto a la naturaleza, tanto por las altivas paredes que aparecen a ambos lados de la ruta como por la riqueza de la flora y fauna existente en las riberas del río. El Serpis es un lugar especial para los botánicos y curiosos por las plantas medicinales, tal como lo atestigua Josep Mascarell en su libro "Amics de muntanya" (1961) donde encontró, como otros excursionistas en el Racó del Duc una escuela al aire libre. Podremos contemplar en Villalonga los restos de cinco fábricas de luz, pequeñas centrales hidroeléctricas que aprovechaban el caudal del rio. Después pasa cerca de la Font de la Mata, por la central eléctrica de l'Infern, por el Assut del Forn y por la Font del Botero. En los alrededores de l'Orxa, en la entrada del congosto se alza el castillo de Perputxent, de planta cuadrangular, un bello exponente de los castillos y fortalezas de la Comunitat.

El Serpis, es sin duda un lugar para caminar o rodar en bici sin prisa, buscando sensaciones, llenas de olores, sabores y cantos de la madre naturaleza. Joan Pellicer, etnobotánico y Premio Cavanilles nos describía en 1997 en su libro "De la Mariola a la mar: viatge pel riu Serpis" este paraje. "És un riu disponible, manegívol, capaç de poder ser passejat i gaudit quasi pam a pam", "ajustat a les mesures humanes" i, alhora, "un xicotet gegant, perquè té uns esclats tardorals, unes avingudes, que li donen una seriositat impressionant". És tracta sens dubte d'un dels més genuïns "dels originals, irregulars, fluctuants, inconstants, imprevisibles i llunars rius mediterranis".

* Centre Excursionista de València