J. Antequera, Castelló

El papel se come a los funcionarios de los juzgados de Nules, que ayer denunciaron las condiciones tercermundistas en las que trabajan. Ordenadores viejos, hacinamiento, miles de expedientes atrasados, mobiliario antiguo. "Trabajar en este partido judicial es un horror, los archivos tapan ya las ventanas, no tenemos ni luz", explica Luis, un agente judicial.

Desde hace años los juzgados de Nules arrastran una situación de colapso técnico. Pero la situación se convirtió en dramática a finales de 2003, cuando a un empresario, Vicente Vilar, se le ocurrió interponer dos querellas contra el presidente de la Diputación de Castelló, Carlos Fabra. Desde entonces se han tramitado 20.000 folios de diligencias previas y los dos juzgados que investigan el asunto han quedado atascados por el atracón de papel. El caso Fabra fue la gota que colmó el vaso.

"Es tal la falta de espacio que los funcionarios no podemos ni movernos", explica Luis. Las salas multifuncionales, donde antes se tomaban las declaraciones, se han habilitado como archivos, por lo que ahora los testigos y acusados declaran "donde pueden".

Los expedientes (los hay fechados en el año 91) se acumulan como ladrillos de papel por todo el edificio. Por los pasillos, por debajo de las mesas, por los despachos, hasta en el aparcamiento subterráneo, que se ha convertido en improvisado almacén. "Cualquier día los furgones policiales no van a poder entrar de la cantidad de carpetas que hemos tenido que meter allí", dice el agente judicial.

Riesgo de enfermedades

Bajamos a los archivos, que se encuentran en los sótanos de la sede judicial. En las estanterías ya no cabe ni un papel y las pruebas de los juicios se acumulan por los rincones. Hay ciclomotores desvencijados, ventiladores, hachas, armas de fuego, ropa ensangrentada. Y como no, los huesos de una mano humana que asoman por las bolsas de plástico como pidiendo justicia.

"Bajar a este archivo resulta peligroso. Algunos compañeros han entrado allí para buscar algún expediente atrasado y han tenido que salir con ataques de alergia porque no se limpia nunca. Las larvas crecen en la ropa sucia", indica el funcionario. No hay mujer de la limpieza que sea lo suficientemente osada como para adentrarse en ese sótano. De hecho, ninguna lo ha hecho en los últimos años.

Junto al archivo hay un cuchitril oscuro de paredes desconchadas. En su interior se mueven cuatro sombras verdes. Son los guardias civiles que pasan horas en este "zulo" sin ventanas ni calefacción. "Imagínate si estamos mal que no tenemos ni siquiera una mala silla para sentarnos. Lo tenemos que hacer en los propios archivos", se queja uno de los agentes.

Traslados a Moncada

En los juzgados de Valencia, los legajos anteriores a 2001 se han enviado ya a los archivos centrales de Moncada pero en Nules los funcionarios no han tenido tanta suerte. "El problema es que es tal el desorden y la cantidad de papel que cuando tienes que buscar un expediente atrasado o no lo encuentras o tardas una eternidad en encontrarlo", comenta Luis.

En cierta ocasión una tubería se rompió y la planta subterránea quedó anegada. "Se mojaron cientos de expedientes y muchos no se perdieron de milagro", asegura el agente.

Viendo en qué condiciones trabajan los funcionarios de Nules no resulta extraño que el caso Fabra vaya ya por el quinto año de instrucción. Y lo que queda.