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Los regalos a los cargos públicos en un país como España, donde la Administración es la primera "industria" nacional, no son algo extraño si se tiene en cuenta que los directivos de las empresas españolas son los terceros en Europa que ven con mejores ojos el ofrecer un soborno si este sirve para ganar o mantener un cliente, según un estudio publicado recientemente por la consultora Ernst & Young.

El informe revela que uno de cada cuatro ejecutivos europeos, el 25%, considera normal e incluso aceptable el pago de un soborno para cerrar un trato. Sólo los directivos de Turquía, donde el 53% avalan esta práctica poco ética, y la República Checa, con un 43%, superan al 38% de los ejecutivos españoles que no le hacen ascos a "invertir" en agasajar a quien estampa la firma en un contrato, ya sea público o privado. Es más, el 30% de las empresas españolas aseguraron en 2008 que habían perdido negocios por descartar el pago de sobornos.

El Diario de Mallorca, periódico del mismo grupo editorial que Levante-EMV, daba a conocer la semana pasada que dos miembros del Govern balear han devuelto sendos relojes de la marca de lujo Cartier regalados por empresarios de les Illes. Uno de ellos es el senador por el Partit Socialista de Mallorca (PSM), Pere Sampol. El nacionalista revela que cuando era vicepresidente del primer Govern del Pacto de Progreso devolvió un Cartier que le regaló un empresario. "Le dije a mi mujer que mirara el precio y costaba 700.000 pesetas", añade.

El otro Cartier lo rechazó el actual conseller de Turismo, Miquel Nadal, de Unió Mallorquina (UM). "Era el típico regalo, de un empresario, que podía malinterpretarse", destaca. EU ha propuesto al Parlament Balear que se apruebe un código ético que prohiba la recepción de regalos de más de 200 euros y se cree un registro de los cargos que reciben obsequios de más de 50 euros.