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¿Es difícil plantear actualmente el problema de la falta de alimento?

La visión europea parte de un planteamiento erróneo: la opulencia en que vivimos pese a la crisis. La alimentación, en Europa, se ve como un placer y no como una necesidad. La verdadera agricultura ecológica es la que se practica en África. Pero, ¿qué sucede cuando se sufre una plaga que destroza la cosecha?

Pues dígamelo.

Pues que viene el hambre.

¿Y en Europa?

Cuando se pierde una cosecha, se compra la del vecino.

Al final, Malthus, que profetizó el fin de los alimentos, va a tener razón.

Confundió el modelo de crecimiento, pero no iba desencaminado. Lo que debemos hacer los científicos es lograr que sus teorías no se cumplan.

Se habla de los biocombustiblesÉ

Y se piensa que son la solución a todos los problemas energéticos. Resulta que con una mazorca de maíz podremos conducir... pero, ¿ a qué precio? Si gastamos lo que tenemos que comer, ¿qué hacemos? Pasa lo mismo con esa idea de cambiar las bolsas de plástico por las de fécula, porque son biodegradables. La fécula es patata y no todos los seres humanos pueden comer patatas todos los días.

¿Tiene algo que ver la alimentación con la ética?

De lo que hablo yo es de solucionar el problema de la falta de alimentación desde un punto de vista ético, desde una justicia global y de equilibrio.