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La "impunidad" con la que se ha resuelto la denuncia interpuesta por un profesor de la Universitat de Valencia y 30 de sus alumnos respecto a la restauración de la iglesia de la Cartuja Ara Christi del Puig, en la que se blanquearon los muros interiores con pintura plástica, ha causado un profundo malestar entre los investigadores valencianos.

De hecho, la Federació d'Instituts d'Estudis Comarcals Valencians ha decidido apoyar esta denuncia, efectuada a finales de 2008, así como las acciones que en el futuro se desarrollen. Así lo acordó la entidad en su última reunión directiva, a raíz de la petición formulada por el representante del Centre d'Estudis de l'Horta Nord, Josep Vicent Frechina.

Los hechos arrancan de la visita que el profesor de Patrimonio Artístico y Museología, Albert Ferrer Orts, y sus alumnos realizaron a la cartuja a finales del año pasado, a modo de clase práctica. La sorpresa para el grupo fue mayúscula al comprobar que los muros interiores de la iglesia, originalmente de tono rosa seca y hasta pocos meses antes en ese mismo color, habían sido emblanquecidos con pintura plástica. Sólo se salvaban la cúpula y las capillas laterales.

"Vulnera la legislación"

Por ello, el grupo interpuso una denuncia ante la dirección general de Patrimonio, al considerar que la intervención en el monumento -que tiene condición de Bien de Interés Cultural- vulneraba la legislación, tanto en ese punto como en otros. Con todo, una inspección posterior de los técnicos de la conselleria la dieron por buena porque consideraron que la pintura era reversible y no había cubierto los pigmentos originales, que eran los de la cúpula.

No obstante, la explicación ni convenció a los denunciantes ni tampoco a la Federació que, según consta en el acta de su última reunión, ha mostrado su preocupación por las actuaciones realizadas" tanto en la celda prioral -la denuncia inicial afirmaba que se había recrecido el techo- como en la iglesia mayor. Los investigadores opinan que "vulneran la normativa valenciana protectora del patrimonio".

Además, como ya hicieron también el profesor Albert Ferrer y sus alumnos, la institución destaca el deterioro que sufren otras dependencias de la cartuja que no están sujetas a ningún proceso de restauración. La cartuja del Puig es de propiedad privada y el complejo que conforma lo explotan diversas empresas para organizar banquetes y eventos.