­En días como hoy, sería más apropiado celebrar el pleno en el campo de fútbol de Foietes que en el habitual salón del ayuntamiento, que se quedará enanito como una caja de cerillas. El alcalde Manuel Pérez Fenoll (PP) será políticamente ejecutado a las doce por el sistema del marujazo inverso, esto es, a través de una moción de censura con la que buena parte del socialismo de Benidorm ajustará cuentas, 18 años después, por la jugada que les hizo el PP de Eduardo Zaplana y la tránsfuga Maruja Sánchez cuando les quitó la Alcaldía y condenó al PSPV a la oposición durante casi cinco legislaturas.

Entre la militancia del PP habrá asistencia masiva, pero el mayor interés reside en la relación de los que integren la hinchada socialista. Salvo sorpresa de última hora, habrá mucha tropa pero pocos galones. Se espera una nutrida concurrencia de afiliados y cargos de segunda fila, así como alcaldes como el de Altea, Andrés Ripoll, o la alcaldesa de Castell de Guadalest, Trinidad Amorós, y portavoces de toda la comarca.

Cualquier moción de censura es atractiva como espectáculo de sangre, traición y cuitas de campanario. Pero la de Benidorm se lleva la palma por tener trazos inéditos. Todos los firmantes de la iniciativa que se registró el 10 de septiembre son tránsfugas porque los 13 han abandonado las siglas por las que fueron elegidos sin ceder el acta. Cuestión distinta es que la dirección del PSOE no haya incluido la petición de renuncia al puesto de concejal (y que corriera la lista) cuando han escenificado su presunto malestar contra la supuesta insurrección de Maite Iraola, madre de Leire Pajín, , y compañía.

Apellidos ilustres al margen, otro punto que convierte en especial la moción es que nunca víctimas y verdugos han conseguido un efecto tan devastador en sus partidos: provocar un cisma interno y enfrentar a las direcciones de los distintos niveles tanto del PP como del PSPV. En el socialismo, el divorcio entre Leire Pajín y Jorge Alarte, difícilmente tiene marcha atrás. Alarte, radicalmente contrario a la moción, anunció ayer que no expedientará a los asistentes al pleno de hoy (lo contrario sería ahondar en el problema) y, desde el sector de Pajín, se han decantado por guardar las formas tras estar alentando el desembarco. Nadie de la dirección provincial del PSPV o cargos públicos relevantes, por ejemplo diputados, irán a apoyar la moción. Habrá que ver si asiste José María Pajín, el padre de la número tres del PSOE y marido de la concejala Iraola.

La última visita solidaria del PP

En el lado de los populares, ayer se vivió el tercer capítulo de un desencuentro ya crónico entre la dirección regional y la provincial, que comanda José Joaquín Ripoll. Igual que en las dos visitas del jefe del Consell la semana pasada para cortar cintas de inauguración y apoyar con su presencia al alcalde Pérez Fenoll, ayer Ripoll también manifestó con su ausencia su enfrentamiento con el alcalde —que fue su rival en el congreso provincial— y el campsismo en general. Estaba llamado a ir a acompañar al alcalde —junto al secretario y al vicesecretario general del PP, Ricardo Costa y David Serra, quien hoy irá al pleno— en sus últimas 24 horas en el cargo. Costa lamentó que en el comité federal, el PSOE y Rodríguez Zapatero «perdieron una clara ocasión» de condenar la moción. «En lugar de eso, se han dedicado a aplaudir a Leire Pajín, que ha sido clara instigadora de la moción».

La moción está ahondando la fractura en el PP entre campsistas, zaplanistas (el sector de Ripoll), el clan Barceló y algunos de los que fueron seguidores del malogrado Pérez Devesa. El pesebre es el elemento vertebrador por excelencia.